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Neoludismo: Movimiento contra la ciencia y la tecnología

El Neoludismo es una ideología que se opone férreamente a los avances tecnológicos, incluidas la informática, la revolución electrónica, la inteligencia artificial, etc. Sus partidarios sostienen que el ser humano pierde su esencia por culpa de la tecnología, y basan su movimiento en el manifiesto de Ted Kaczynski, más conocido como Unabomber.

El término ingles "luddite" ("Ludita", en español), dentro de un contexto histórico-político, se refiere a un movimiento surgido durante la Revolución Industrial, a finales del siglo 18 y principios del siglo 19. En esos años, la aparición de las máquinas de vapor y el nacimiento de la industria a gran escala, algunos obreros comenzaron a notar que, si bien el progreso tecnológico permitía el aumento de la producción, los únicos que se enriquecían eran los dueños de las fabricas, mientras que sus condiciones de vida permanecían invariables.

Actualmente, a menudo se utiliza el termino "Ludita" para describir a quien considera que las innovaciones científicas son innecesarias, o incluso, perjudiciales para la humanidad.

El Neoludismo es un moderno movimiento de oposición al desarrollo tecnológico en general. Tiene sus raíces en el antiguo movimiento "ludita" nacido hace 200 años, pero en lugar de oponerse a las maquinas de vapor centra sus críticas en las modernas tecnologías.

Por supuesto, hay varios grados de Neoludismo. Hay personas que simplemente no se sienten cómodas frente a la tecnología (por ejemplo, utilizando un ordenador), y hay otras que directamente odian todo lo que esta representa. Los más radicales incluso llegan a atentar de alguna manera contra objetivos que creen emblemáticos de la tecnología. Muchos partidarios del Neoludismo basan sus argumentos en el manifiesto de 35.000 palabras publicado en 1995 por Theodore John Kaczynski, más conocido como Unabomber.

Kaczynski es un terrorista estadounidense (nacido en Polonia el 22 de mayo de 1942), que intentó luchar contra lo que el consideraba como efectos malignos derivados del progreso tecnológico. Durante más de 17 años efectuó varios atentados utilizando "cartas bomba", matando a 3 personas e hiriendo a otras 29. El apodo "Unabomber" se lo puso el FBI, y es un acrónimo de las palabras inglesas "university", "airline" y "bomber" (universidad, aerolínea y bombardero). Actualmente se encuentra encarcelado.

En ese texto, el Unabombrer reniega del progreso tecnológico. Sostiene que "la revolución industrial alteró el medio ambiente del ser humano y su manera de vivir, y que si el desarrollo tecnológico continúa terminará por alterar también al hombre: su cuerpo y su mente. Hay que terminar con la ciencia moderna, la psicofarmacología, la ingeniería genética, la industria del entretenimiento, las agencias de publicidad y cualquiera que promueva el progreso económico". Esto resume muy bien la ideología Neoludita.

Los pensadores que adhieren a la teoría del Neoludismo rechazan la creencia popular de que la tecnología es esencialmente un conocimiento libre o amoral, que se trata simplemente de un conjunto de herramientas que pueden utilizarse tanto para el bien como para el mal.

Por el contrario, sostienen que algunas tecnologías tienen una tendencia inherente a reforzar o debilitar los valores. De hecho, afirman que muchas de ellas tienen el poder de fomentar la locura, la degradación del medio ambiente o la disipación espiritual, y que la propaganda de quienes las comercializan solo resalta sus aspectos positivos.

Los Neoluditas creen que podemos pasar de la tecnología, y que en realidad deberíamos hacerlo, para evitar la deshumanización de las masas, preservar las culturas tradicionales, la sociedad y la estructura familiar. También ven en la tecnología una herramienta capaz de contaminar el idioma, reducir la necesidad de contacto entre las personas, alterar la definición misma de lo que significa ser humano, o provocar daños irremediables en nuestro planeta, que puedan incluso provocar la extinción humana.

Sobre este último punto, podría pensarse que existe una coincidencia entre los Neoluditas y algunas organizaciones que luchan por el medio ambiente. Al fin y al cabo, no son pocos los científicos que creen que estamos dañando el planeta mediante la aplicación de determinadas prácticas, como la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, el punto de vista de la ciencia al respecto puede resumirse en "buscar una tecnología alternativa que no dañe el ambiente", mientras que los Neoluditas sostienen que la solución consiste directamente en abandonar la tecnología.

Como ocurre a menudo con las posturas extremas, el férreo rechazo a la tecnología que sienten los Neoluditas puede expresarse mediante acciones bastante más contundentes que la publicación de un manifiesto. Valga como ejemplo el ya mencionado caso del Unabomber.

De alguna manera, ese accionar, al que por supuesto todos condenamos, guarda cierta lógica con el pensamiento Ludita. Al fin y al cabo, es razonable atacar de todas las formas posibles a aquello que está, a nuestro criterio, amenazando a la raza humana.

Irónicamente, se valen para sus fines de la misma tecnología de la que reniegan. Quizás ese sea el mas claro ejemplo de que, contrariamente a lo que sostienen, cualquier herramienta puede ser empleada para el bien o para el mal.

La ingeniería genética y las tecnologías relacionadas con el tratamiento de la información, el desarrollo de la inteligencia artificial o incluso la existencia de Internet, son blancos frecuentes de los manifiestos Neoluditas. En muchos casos resulta bastante fácil exponer como una nueva rama de la tecnología puede provocar daños concretos sobre las personas o su forma de vida.

Tomemos como ejemplo la contaminación electromagnética, o los daños que, aseguran, pueden provocar las emisiones de radiofrecuencia de los teléfonos móviles. Es muy fácil escribir "el uso de los teléfonos móviles provoca enfermedades degenerativas". Los Neoluditas saben que resulta sumamente difícil, caro  y que lleva mucho tiempo demostrar lo contrario. Sus afirmaciones encuentran eco en muchos ciudadanos comunes, que se preocupan por esos dichos, y que con frecuencia no ven una rápida desmentida por parte de los organismos encargados de investigar esas cuestiones.

Además, aun en el caso de que un organismo rápidamente efectúe un estudio y concluya que "el uso los móviles no provoca cáncer", a los Neoluditas siempre les resultará sencillo y barato afirmar que "el estudio ha sido influido por los intereses de los grupos económicos", o algo parecido. En muchos aspectos, este tipo de propaganda se asemeja a la forma en que se transmiten las leyendas urbanas. Siempre hay una "masa critica" de gente dispuesta a creer en ellas.

Con todo, es muy posible que un porcentaje (pequeño) de las afirmaciones de los Neoluditas sean reales. Si bien ninguna tecnología es dañina por si misma, su mal uso puede tener consecuencias nefastas. Pero lo que podría ser un llamado de atención destinado a mejorar el mundo en que vivimos se pierde entre el "ruido de fondo" del resto de sus argumentos.

Los Neoluditas no tienen el monopolio de las ideas opuestas a la proliferación de la tecnología. Sin ir más lejos, algunos grupos religiosos, como los Amish,  reniegan de las comodidades que pueden proporcionar los adelantos de la ciencia.

Con origen en grupos de inmigrantes predominantemente alemanes y suizos, viven en comunidades del interior de los Estados Unidos (Ohio y Pensilvania), en Canadá (en Ontario), en Argentina (La Pampa), entre otros lugares.  A diferencia de los Neoluditas, los Amish viven aislados del mundo exterior.

Defienden el pacifismo, la vida sencilla y restringen el uso la tecnología moderna. Si algún día visitas una de estas comunidades, te parecerá que el tiempo se ha detenido en el siglo XVIII. Rechazan la ropa moderna, los automóviles, los televisores, los teléfonos, el uso del gas y la electricidad, por que consideran que estos exponentes de la vida moderna "son malvados" y ponen en peligro su forma de vida.

También existen los denominados Anarco-primitivos, que sin ser tan radicales como los Neoluditas o llevar una vida propia de la época victoriana como los Amish, comparten su aversión por la tecnología. Se trata de una corriente radical, que critica totalmente a la civilización desde una perspectiva anarquista, y busca iniciar una transformación comprehensiva de la vida humana.

Como en todo movimiento anarquista, prima la autonomía de cada persona, así que no buscan formar una "agrupación" en el sentido tradicional del término, sino que abogan por volver a una vida similar a la "pre-civilizada". Los medios para lograrlo, según ellos, es la desindustrialización, la abolición del trabajo especializado, y el abandono de la tecnología.

Y, aunque uno pueda no estar de acuerdo con su mensaje, si el mismo viene de forma pacífica y racional, al menos no lo repudia, ni condena. ¿No es mejor así?

Escrito por Ariel Palazzesi

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