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Neptuno y Urano y los océanos de diamantes

El diamante, uno de los materiales más duros -y caros- de la naturaleza, no es otra cosa que carbono puro cristalizado al ser sometido a presiones extremadamente altas. A pesar de que en la Tierra no existe de otra forma que en estado sólido, si se dan las condiciones adecuadas, pueden existir diamantes en estado líquido. Un equipo de científicos de la prestigiosa Universidad de Harvard ha llegado a la conclusión de que tales condiciones se dan de forma natural en Neptuno y Urano, que podrían poseer verdaderos océanos de diamantes.

El grafito que utilizamos en nuestros lápices para escribir y los diamantes, por extraño que parezca, están constituidos por la misma cosa: carbono. Las diferencias abismales existentes entre sus respectivas propiedades se deben a la forma en que sus átomos se agrupan entre sí. A pesar que el diamante es uno de los materiales más duros de la naturaleza,  si se dan las condiciones adecuadas, su estructura interna puede modificarse de forma que se transforme en un líquido. Un equipo de físicos de la Universidad de Harvard, luego de calcular exhaustivamente cuáles deberían ser esas condiciones, han descubierto que algunos sitios del Sistema Solar -concretamente Neptuno y Urano– podrían tener “lagos u océanos de diamantes líquidos”. Por ahora no es más que una teoría elaborada por estos físicos, pero quizás algún día podamos comprobar si es real.

El estudio, que acaba de ser publicado en la revista especializada Nature Physics, fue elaborado por un equipo de investigadores del Departamento de Física de la Universidad de Harvard y dirigido por Isaac Silvera. Los especialistas tuvieron primero que determinar el punto de fusión del diamante, tarea nada sencilla dada su increíble dureza y el hecho de que cuando se calienta a temperaturas muy altas -de miles de grados- se transforma en grafito. Para evitar este problema,  sometieron a los diamantes a una presión extraordinariamente alta, mediante el bombardeo con láseres de gran intensidad. Cuando la presión llegó a un valor lo suficientemente alto, cuarenta millones de veces la que ejerce la atmósfera de la Tierra, lograron su objetivo: los diamantes se transformaron el líquido. Una vez logrado esto, descubrieron con asombro que al pasar al estado líquido el diamante se comporta de una forma muy similar al agua, incluso con partículas sólidas flotando sobre la superficie del líquido tal como lo haría un bloque de hielo.

En efecto, el diamante líquido vuelve a “solidificarse” cuando disminuye la presión. Al bajar la potencia de los láseres y quedar sometidos a “solo once millones de veces la presión que hay al nivel del mar y a una temperatura cercana a los 50.000 K”, sobre la superficie líquida de diamante comenzaron a aparecer fragmentos sólidos, como si se tratara de verdaderos icebergs. Aunque en la Tierra tales condiciones solo son posibles en el laboratorio, lo cierto es que  dos de los planetas del Sistema Solar, Urano y Neptuno, poseen en su superficie esta presión y temperatura de forma absolutamente natural. Dado que las estimaciones más recientes demuestran que ambos planetas tienen en su composición al menos un 10 %, de carbono, se plantea un hipotético escenario en el que un verdadero mar de diamante líquido, con grandes icebergs flotando sobre él, cubren regiones de estos planetas.

Por supuesto, la única forma de estar seguros que estos estos planetas poseen tales océanos es enviar una misión robótica a comprobarlo. A pesar de que tal misión resultaría muy costosa, bastaría con diseñarla de forma que pueda descender, tomar un par de “litros de diamante” y regresar a la Tierra. Una vez solidificados, esos diamantes debería cubrir con creces los costes del viaje y del desarrollo de los materiales con que construir la nave. ¿No crees?

Escrito por Ariel Palazzesi

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