Menu
in

¿Por qué en algunas regiones arrojan peces a sus lagos usando aviones?

Parece absurdo a simple vista, pero existe una buena razón

Desde experimentos hasta anuncios publicitarios, lo cierto es que arrojar cosas de un avión se ha convertido en una práctica bastante frecuente. No es difícil imaginar a aviones fumigando campos o apagando incendios, pero en algunas regiones de los Estados Unidos, y especialmente en el estado de Utah, los aviones lanzan peces a los lagos. ¿Cuál es el motivo?

Vamos a imaginar por un momento que tienes la posibilidad de pasar el fin de semana cerca de un lago. Lejos de la locura de la ciudad, con un clima hermoso, y mucha tranquilidad… hasta que una avioneta comienza a arrojar peces al agua. Tú no has perdido la cabeza, y el piloto sabe exactamente lo que hace. Entonces… ¿por qué? ¿Por qué alguien en un avión se tomaría la molestia de arrojar peces a un lago? La idea parece ridícula, muy costosa, e incluso cargada de violencia contra los peces. Sin embargo, la historia es muy diferente…



La División de Recursos de Vida Silvestre de Utah aprovecha la temporada de verano para volar sobre sus lagos montañosos ubicados a gran altura, y restaurar así la población de truchas, tímalos, y otros híbridos. Los lagos son extremadamente populares durante buena parte del año, y sin un mecanismo estable de restauración, se quedarían sin peces.

Un avión puede descargar hasta 35.000 peces por vuelo (repartidos en un máximo de siete lagos), pero no es suficiente con arrojarlos y ya. Los peces son criados bajo condiciones especiales, reproduciendo la temperatura y otras características de los lagos que terminarán habitando. Al mismo tiempo, los peces son estériles, bloqueando así la posibilidad de una explosión poblacional que dañe el ecosistema (algunos pescadores suelen dar problemas al introducir especies ilegalmente). Todos los peces son contados y pesados para su correcta distribución.



Otro detalle fundamental es que al momento de la carga, los peces miden entre una y tres pulgadas (2.54-7.62 cm.). Ese tamaño maximiza la tasa de supervivencia de los peces al caer del avión, actualmente en un 95 por ciento. La caída es de unos 45 metros, y con peces tan pequeños, el aire actúa (en parte) como un colchón que suaviza el impacto. El uso de aviones para la restauración de peces en los lagos de Utah comenzó en el año 1956, pero antes de eso se hacía a caballo, cargando bidones de leche, una práctica más lenta y riesgosa debido a las dificultades naturales del terreno.



Escrito por Lisandro Pardo

Leave a Reply