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Prototipo de nariz electrónica olfatea el peligro

La investigación dirigida por el profesor Myung Nosang en un Bourns Facultad de Ingeniería de la Universidad de California en Riverside (UCR) se ha traducido en el desarrollo de un prototipo de “nariz electrónica” que revoluciona tímidamente todo lo que vemos al respecto de biohacking en estos días. Si bien tiene un origen menos subcultural, este invento podría establecer los cimientos de una nueva manera de buscar enfermedades como el cáncer tan sólo olfateando a los pacientes. La nariz electrónica olfatea el peligro y advierte sobre agentes nocivos, tanto en niveles muy altos de concentración como en niveles a los que ni siquiera Spiderman podría detectar.

Desde que tenemos un pie en la bioingeniería, la presentación de prototipos nos pone de punta las antenas y nos hace estar a la expectativa de qué nueva capacidad tendrá el humano o qué “defecto” dejaremos detrás en cuestión de unos años. El elegido en esta ocasión es una nariz, y si bien la idea no es implantarla sobre humanos, sus capacidades podrían ayudarnos a combatir enfermedades o peligros. Así como la chaqueta que detectaba agentes nocivos en el aire, esta nariz eléctrica tiene el mismo objetivo por delante, aunque potenciado por las diferencias obvias entre una nariz y una chaqueta. Es que esta nariz electrónica no sólo puede olfatear el aire de los ambientes para determinar su peligrosidad, sino que también se puede usar sobre seres vivos y sustancias para detectar presencias de agentes nocivos a niveles que de otra manera requerirían una observación microscópica basada en muestras.

Como función característica, la nariz electrónica detecta los agentes nocivos en el aire como ser pesticidas, armas biológicas, fugas de gas y otras presencias no deseadas. El desarrollo tiene aplicaciones claras en las áreas militar, industrial y agrícola, aunque obviamente hace trabajar a la imaginación de los médicos y otros expertos en el cuidado de la salud. La “nariz electrónica” con el tiempo se desarrollará en tres plataformas: primeramente un dispositivo portátil, que puede ser utilizado para el control ambiental, una versión más pequeña portátil útil para monitorear la calidad del aire, y un sistema inteligente integrado, que en los informes de los equipos pudo detectar un potencial agente perjudicial para la salud suspendiéndose en el ambiente.

El sensor se origina a partir de una matriz de nano-sensores que Myung comenzó a desarrollar hace ocho años y que utiliza nanotubos de carbono 100.000 veces más finos que el cabello humano para detectar toxinas en el aire que están en niveles de debajo de 1 parte cada mil millones. El actual prototipo, que detecta hasta 8 sustancias a la vez, porta también un chip de ordenador, puerto USB y sensores de humedad y temperatura que completan el sexto sentido de una manera que hasta los superhéroes envidiarían.  La versión 2 del prototipo está agenda para dentro de 30 días y vendrá con Bluetooth para sincronización con teléfonos inteligentes, así como un receptor GPS. La incorporación de la tecnología Wi-Fi se está considerándose también en pos de tener un medio directo de comunicación de datos.

Escrito por Nico Varonas

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