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Prueban al primer “GPS interestelar”

Hoy en día, determinar nuestra posición es algo extremadamente sencillo gracias a la tecnología GPS. Un poco de hardware, otro de software, y algunos satélites en órbita pueden brindar esta información en segundos. Pero si llevamos este objetivo a una escala espacial, las cosas se complican en igual proporción. Tal y como dijo Einstein, todo es relativo, y por esta razón determinar la posición de la Tierra en el espacio es un desafío enorme. Sin embargo, un grupo de investigadores italianos ha desarrollado algo similar a un "GPS interestelar", utilizando las ondas de radio emitidas por púlsares lejanos, como puntos de referencia.

Dónde estamos y a dónde vamos pueden ser dos cuestiones con una profundidad filosófica importante, pero al mismo tiempo son la raíz para determinar si estamos perdidos o no. En casos normales utilizamos una mezcla de referencias y memoria para saber nuestra posición, pero cuando es necesario cubrir grandes distancias o llegar a zonas verdaderamente complejas, el GPS sale al rescate. Puede estar instalado en nuestro coche, disponible en nuestro móvil, o integrado a otro dispositivo, y lentamente se está transformando de "privilegio tecnológico" a "función común" en estos días. Ahora, nosotros podemos saber con facilidad en qué lugar de la Tierra estamos. ¿Pero qué sucede con la Tierra misma?

En un exceso tóxico de obviedad, el espacio es grande, y si bien es posible calcular y/o estimar trayectorias de objetos celestes, determinar su posición con total exactitud es algo mucho más complicado. El Sol puede servir como referencia "local", pero a nivel galáctico no. El mismo centro de la Vía Láctea puede servir para determinar una posición intergaláctica, pero a nivel universal tampoco es adecuado. Se necesita algo mucho más preciso, y un grupo de investigadores del Politecnico di Torino han utilizado a púlsares como puntos de referencia. La formidable constancia de los púlsares a la hora de emitir ondas de radio permitió a los investigadores determinar la posición de la Tierra en el espacio, pero hay un problema. En la prueba utilizaron al Telescopio Parkes ubicado en Australia, el cual sólo puede rastrear a un solo púlsar a la vez. En un sistema GPS convencional, se requiere de al menos tres satélites para determinar una ubicación con un mínimo de precisión, mientras que en este caso necesitan de cuatro púlsares. Por esta razón, recurrieron a un software llamado TEMPO2 para simular las señales que los púlsares más conocidos emitirían si fueran detectados por el telescopio de forma simultánea.

Este atajo sirve para comprobar que la metodología de uso de los púlsares como faros interestelares es la correcta, pero los resultados están lejos de ser precisos. Además de utilizar simulaciones, la siempre presente relatividad complica todo el esquema, debido a las enormes velocidades a las que se desplazan los objetos en el espacio. Sin embargo, el nivel de precisión podría aumentar si el flujo de datos se mantiene constante, hasta alcanzar un margen de error de algunos cientos de metros. Esto sería más que suficiente para determinar posiciones interplanetarias, algo que en el futuro podría ser utilizado por naves espaciales. La ciencia ficción lleva más de cincuenta años anticipando el uso de faros interestelares para determinar posiciones. Pero de la misma forma en la que el GPS es algo común para nosotros hoy, puede que el GPS interestelar tenga el mismo valor para generaciones futuras.

Escrito por Lisandro Pardo

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