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The Ferguson Big Board (1979)

Hoy volveremos a la década de 1970, para ver uno de los ordenadores más interesantes que se comercializaron en forma de “kit” por aquellos años. “The Ferguson Big Board” era, como su nombre lo indica, una enorme placa de circuito impreso llena de chips capaz de correr CP/M 2.2, el sistema operativo más popular de la época. Basada en un Z80A y dotada de 64KB de RAM, tenía salida de vídeo, interfase para unidades de disquetes de 8 pulgadas, puertos serie y paralelo, teclado y la posibilidad de expandir su ROM. Más tarde, licencia mediante, Xerox la convertiría en uno de sus modelos más exitosos: la “Xerox 820”

El Altair 8800, popularizado a mitad de la década de 1970, había cambiado la manera en que la gente imaginaba los ordenadores. Habían pasado de ser armatostes enormes recluidos en el interior de grandes salas climatizadas (y tan caros como un transatlántico) a ser pequeñas cajas, llenas de luces y llaves, que cualquiera que se lo propusiese podía comprar y llevar a casa. Sin embargo, utilizar o programar algo como el Altair 8800 o el IMSAI 8080 seguía siendo una tarea, como mínimo, complicada. Esa generación de ordenadores, al menos durante los primeros años, no disponían de un teclado, monitor o “linea de comandos” que permitiese a un aficionado interactuar con el ordenador de una manera más o menos cómoda.

La “Ferguson Big Board” era una enorme placa de circuito impreso.

Jim Ferguson, uno de esos verdaderos genios de la electrónica cuyo nombre aparece con muy poca frecuencia en los libros de historia, diseñó un ordenador basado en la misma filosofía que los arriba mencionados, pero con grandes diferencias en cuanto a sus posibilidades. Bautizado (por obvias razones) “The Ferguson Big Board”, era una enorme placa de circuito impreso que Jim vendía junto a un par de manuales y una lista de todos los chips que había que comprar e insertar en los zócalos vacíos para convertirla en un ordenador. Ese era el costado de la “Big Board” que se parecía al Altair 8800.

Soportaba hasta dos unidades de disquetes de 8 pulgadas.

Pero mientras que la Altair 8800, sus descendientes y sus clones eran grandes cajas llenas de placas de expansión (indispensables para obtener algunos KB de RAM y poder conectar discos y una terminal de vídeo), la “Ferguson” lo tenia todo en una sola placa. A bordo de la Big Board se encontraba un microprocesador Zilog Z80A corriendo a 2.5MHz, 64KB de RAM (32 chips de 2KB modelo 4116 o compatibles) y una interfaz para conectar dos unidades de disquetes de 8 pulgadas compatibles con el estándar SA800 de Shugart Associates. Disponer de todo eso en otros ordenadores comercializados en forma de kit requería de varias placas y mucho más dinero. Pero la Ferguson Big Board tenia más para ofrecer.

32 chips para sumar 64KB de RAM. ¡Que épocas!

La gran placa diseñada por Jim poseía todo lo necesario para que usuario interactuase con ella, sin necesidad de codificar todo en binario usando llaves y luces. Una salida de vídeo compuesto permitía conectar directamente un monitor de vídeo a la placa, proporcionando 25 lineas de 80 caracteres de texto. Hoy día puede parecer algo limitado, pero recordemos que equipos comerciales de la época, como el Commodore PET o los primeros Apple no eran capaces -salvo agregando hardware de terceros- de hacer lo mismo.

Dos puertos seriales, que el usuario montaba solamente si lo consideraba necesario, permitían a la Big Board comunicarse con el mundo. A ellos se podía conectar una terminal, compuesta por un monitor y un teclado, convirtiendo la placa en un ordenador hecho y derecho.

La Big Board tenia en su ROM un monitor llamado PFM-80.

Además, había un puerto paralelo Centronics compatible al que se podía conectar una impresora de las tantas que comenzaban a aparecer en el mercado. En resumidas cuentas, una simple placa de 8,5 x 13,75 pulgadas (21,6 x 34,9 centímetros) contenía un ordenador completo. Era, realmente, una placa “grande”, pero recordemos que en aquellos años una simple disquetera de 8 pulgadas media 9.5 x 14.5 pulgadas, por lo que la “Big Board” tampoco era un monstruo.

Muchos usuarios se interesaron por este sistema y Ferguson vendió unas cuantas placas. Como suele ocurrir en estos casos, los más osados comenzaron a diseñar ampliaciones para la máquina, y poco tiempo después apareció una publicación denominada “Micro Cornocupia” que, a través de un espartano diseño, ofrecía listados de programas y artículos exclusivamente para este ordenador.

“Micro Cornocupia”, artículos exclusivos para este ordenador.

La Big Board tenía en su ROM un monitor llamado PFM-80, que hacía las veces de “frontend” del sistema. Era realmente un muy buen programa, y permitía utilizar la máquina sin necesidad de otro software. Obviamente, si se contaba con las unidades de disco, el sistema operativo CP/M 2.2 habría las puertas a todo un mundo de posibilidades, permitiendo ejecutar miles de aplicaciones -casi todas ellas libreas- escritas por desinteresados aficionados y empresas años antes de que Bill Gates y sus amigos siquiera imaginasen algo como el D.O.S. Para darnos una idea de lo libres que eran los programas en aquellos años basta con mencionar que el listado completo del PFM-80 apareció publicado en los dos primeros números de Micro Cornocupia.

Cuatro zócalos vacíos permitían agregar otros tantos chips EPROM, de 2 KB cada uno, con ampliaciones en muchos casos muy interesantes, siendo las más comunes los intérpretes de los lenguajes FORTH y BASIC. Xerox, una empresa de la que ya hemos hablado en esta serie de artículos, hizo un arreglo con Ferguson para utilizar su diseño en el popular ordenador “Xerox 820”, algo que sin dudas habla a las claras de lo bueno que había sido su trabajo. Y no fue la única empresa interesada en esta gran placa. Sin reconocerlo (ni pagar un centavo a su creador), otras grandes marcas basaron sus ordenadores en la Big Board. Por ejemplo, la placa madre del Kaypro II es tan similar a la Big Board que hay que hacer un enorme esfuerzo para no considerarla una copia descarada.

Al igual que ocurría con otros ordenadores comercializados hace 30 o 40 años, se proporcionaban el circuito completo del ordenador (incluso IBM lo hizo en 1981 con su IBM PC), lo que permitía “copiar” parte o todo su diseño, algo que explica tal profusión de “clones extraoficiales”. En 1982 Ferguson puso a la venta la “Big Board II” (BB II), que incluía muchas de las ampliaciones propuestas y desarrolladas por los aficionados. Un CPU a 4 MHz, interfaz para discos duros, conexión para teclado ASCII, posibilidad de manejar unidades de disquetes de 5.25” y 6 zócalos para ampliaciones de la ROM eran algunas de sus características. No hemos podido poner aún nuestras zarpas sobre una BB II, pero no perdemos las esperanzas de poder hacerlo. 

Algunos creen que la Kaypro II se basa en la BB.

Prácticamente desconocida, incluso entre los aficionados a los ordenadores de 8 bits, la Ferguson Big Board es una pieza importante de la historia de la informática personal. ¿Lo conocías?

Escrito por Ariel Palazzesi

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