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Sierra de yeso vs. piel humana: ¿Quién gana?

No es lo que parece…

Sierra de yeso

Usar un yeso es una experiencia ciertamente frustrante, pero no se compara con el terror que sienten algunas personas al momento de su extracción. La aplicación de herramientas de alto poder cerca de una zona vulnerable intimida a cualquiera, sin embargo, Steve Mould en YouTube nos demuestra que las sierras de yeso no funcionan como nuestra mente las imagina…


En lo personal he utilizado suficientes yesos como para comprobar dos cosas: 1) Hay gente que le tiene terror al proceso de extracción, y 2) Uno nunca termina de confiar en el tipo que usa la sierra. A eso se suman múltiples historias de horror con pacientes heridos porque algún genio intergaláctico confió más de la cuenta en su pulso y terminó causando cortes que demandaron varios puntos de sutura. Un paso fundamental para reducir ese miedo latente es entender cómo funciona realmente una sierra de yeso, y Steve Mould nos enseña el proceso exacto con este vídeo…


La ciencia detrás de una sierra de yeso


Todo queda claro una vez que observamos a la sierra en cámara lenta: Su hoja no está girando, sino que oscila a gran velocidad, con un desarrollo que no supera los tres milímetros. De hecho, la cámara lenta es opcional, y una marca sobre la hoja también sirve como referencia.

La clave es el límite de deformación elástica en nuestra piel. Steve hace una demostración usando dos globos, uno a medio inflar, y el otro completamente inflado. El globo a medio inflar se comporta de modo similar a nuestra piel, o sea que su superficie se mueve y estira bajo los dientes de la hoja. El globo inflado no posee esta capacidad, y explota ante la primera muestra de fricción.


Si nuestra piel fuera menos flexible, bueno… 😶 (Steve Mould)

Al mismo tiempo, Steve demuestra por qué no es buena idea usar herramientas rotativas al estilo Dremel. La deformación elástica de nuestra piel no es lo suficientemente amplia como para soportar la energía de un Dremel, y otras herramientas oscilantes también podrían ser peligrosas si tienen un desplazamiento demasiado amplio, o si poseen filo. Para finalizar, Steve nos enseña que no hay grandes diferencias entre el yeso de París tradicional, y los nuevos «yesos» basados en fibra de vidrio y resina, salvo por un corte más «limpio» en el segundo ejemplo.


Escrito por Lisandro Pardo

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