Nadie puede cuestionar que la nanotecnología es la próxima revolución. Muchos de los problemas que aquejan a la humanidad podrán ser resueltos utilizando nanomaquinas. Pero estos ingenios necesitaran obtener su energía de algún lado. Y en Georgia, tienen la solución.
La nanotecnología va a cambiar el mundo haciéndolo prácticamente irreconocible. Y es lógico que así sea, ya que todo lo que conocemos y usamos constantemente, desde los ordenadores a los teléfonos móviles van a ser miniaturizados al extremo de volverse casi invisibles, a la vez que sus consumos de energía van a disminuir a extremos que rozan lo ridículo.
Esto implica que necesitaremos inventar nuevas maneras de alimentar eléctricamente estos aparatos. De nada sirve tener una cámara de video de un par de centímetros cúbicos de volumen si necesita para funcionar una batería 10 veces más grande o un cable que la una a la red eléctrica.
En este problema están trabajando los científicos del Instituto Tecnológico de Georgia. Tienen entre manos el diseño de un nanogenerador, un pequeño dispositivo capaz de producir energía a partir del flujo sanguíneo, la constricción de los canales que forman el sistema circulatorio, o los latidos de tu corazón.
Entre las aplicaciones más inmediatas de este dispositivo se encuentran el suministro de energía a implantes electrónicos biomédicos, sistemas de monitorización e incluso pequeños aparatos de consumo.
Los nanogeneradores deberían ser capaces de realizar su función mientras están sumergidos en la sangre que circula por tu organismo, aprovechando la energía cinética y ultrasónica del fluido. Según parece, los sueños más locos de varios escritores de ciencia ficción dura se están haciendo realidad. Y es bueno que así sea.
