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Análisis: Linux Mint 12

Hace unas pocas horas compartimos con nuestros lectores el enlace de descarga para la nueva versión 12 de Linux Mint, bautizada “Lisa” en esta ocasión. Mint se ha posicionado como la primera “alternativa a Ubuntu”, especialmente después de que la gente de Canonical realizara su giro hacia Unity, enfadando a muchos seguidores en el proceso. Como si eso fuera poco, el nuevo GNOME 3 continúa provocando tormentas, por lo que no parece haber una opción clara para escoger. Sin embargo, Mint apuesta a ofrecer “lo mejor de ambos mundos”, con la última versión de GNOME y una capa de escritorio que ofrecerá a los usuarios casi la misma funcionalidad que recordamos de las versiones 2.x.

Si uno hace una breve visita al sitio DistroWatch, encontrará que Linux Mint ha superado a Ubuntu como la distro Linux más popular. Es un giro muy importante que gana aún más relevancia cuando recordamos que el objetivo para Ubuntu de aquí a cinco años es alcanzar los 200 millones de usuarios. ¿Qué está pasando? ¿Se trata de un arrebato pasional, o hay razones tanto técnicas como funcionales para este cambio? Después de todo, la versión principal de Linux Mint está basada en Ubuntu, pero lo que obviamente ha variado es la forma de hacer las cosas. Es una de las situaciones más complejas que el mundo Linux ha visto. Ubuntu, puerta de entrada por excelencia para los usuarios “novatos” de Linux, polarizó en gran medida a sus usuarios con la introducción de Unity. En un principio no es algo muy grave. Esto es Linux, y si hay algo que puedes hacer con él es personalizarlo. GNOME está a sólo unos pocos clics de distancia para cualquiera que odie a Unity, pero GNOME también ha aplicado ajustes radicales, y su versión 3 causó mucho descontento.

Y así llegamos a Linux Mint 12. Su nombre código es “Lisa”, el mismo que usara el sistema de Apple en 1983, y propone una especie de “tratado de paz”: Hay usuarios que no quieren a Unity, pero que tampoco desean a GNOME 3 en su estado puro. La respuesta es MGSE, o “Mint Gnome Shell Extensions”, una capa de escritorio ejecutándose sobre GNOME 3.2, que le da cierta apariencia y funcionalidad similar a GNOME 2.x. Al mismo tiempo, los desarrolladores ofrecen a MATE, una desviación de GNOME 2.x para quienes busquen una funcionalidad aún más “clásica”, pero los mismos desarrolladores han dicho que MATE no está listo, por lo que recomendamos esperar para probarlo.

MGSE cumple con su objetivo, más allá de no ser una experiencia “GNOME 2.x completa”. Atajos directos a las aplicaciones principales, una caja de búsqueda para los jinetes del teclado, y un rápido acceso con ratón colocan a MGSE por encima de la solución de GNOME 3, aislada en la parte superior izquierda de la pantalla. Existen varias razones para “odiar” a GNOME 3, pero lo irónico es que dichas razones son muy similares a las que se invocan para odiar a Unity. En esencia, lo que MGSE ofrece al usuario es productividad y costumbre, y este combo tiene un potencial enorme. Durante su instalación, Mint 12 dijo ser “el cuarto sistema de escritorio más usado del mundo”. El éxodo desde Ubuntu hacia Mint se ha mantenido constante, y en vez de adoptar una postura agresiva con la implementación de un nuevo entorno, Mint arroja un término medio sobre la mesa, mucho más sencillo de digerir.

La instalación de Mint fue rápida y eficiente, comparte varios aspectos con el método de Ubuntu, y es recomendable configurar una conexión a Internet para obtener paquetes adicionales. Aún así, apenas terminó de instalarse disparé un “apt-get dist-upgrade” para actualizar cualquier paquete que haya sido modificado entre su día oficial de lanzamiento y el día de hoy. Cabe mencionar que aplicaciones de oficina como LibreOffice y la adición de nuevos fondos de pantalla están disponibles en la edición DVD de Linux Mint. Decidí utilizar la versión estándar ya que de esa forma el usuario puede ir “de menos a más” agregando programas, pero aún en la versión estándar hay cosas que pueden ser eliminadas. En mi caso personal, una de las cosas que se borraron fue Brasero, ya que el sistema de prueba no tiene unidad óptica (cortesía de las instalaciones desde un pendrive).

En la pantalla de bienvenida Mint nos ofreció la chance de instalar códecs y plugins, e hicimos uso de la opción, algo que sinceramente recomendamos. Flash podrá estar en plena reitrada entre los dispositivos móviles (Apple lanzó el primer misil, Microsoft el último), pero si quieres hacer algo tan sencillo como mirar un vídeo en YouTube, lo necesitarás. Hacerle caso a Mint tuvo su recompensa, y no fue necesario ningún parámetro adicional de configuración. También tendrás la posibilidad de agregar software utilizando el Gestor de Software, pero honestamente, no me gustó. Admito que tiene una simpleza interesante y que responde mucho mejor que el Centro de Software de Ubuntu, pero necesita unos leves ajustes de interfaz, como por ejemplo la adición del clásico control “Atrás-Adelante” para navegar entre categorías. Por suerte, esto no es un problema mayor. Synaptic está allí, e incluso GDebi, y los jinetes de consola siempre pueden invocar un “apt-get install” para dejar la casa en orden.

Como pueden observar en las imágenes más abajo, Firefox (actualizado a la versión 8 durante el dist-upgrade), adopta un formato algo caótico y no tan amigable con pantallas anchas, pero luego de unos leves ajustes es posible hacer que se comporte. Thunderbird como cliente de correo, Pidgin para el chat, Transmission como cliente torrent y el XChat para el IRC son apenas algunas de las aplicaciones disponibles en la edición estándar. gThumb se encarga de visualizar imágenes, y por el lado de las funciones multimedia, Totem, GNOME Player y Banshee hacen acto de presencia. Tal y como mencioné más arriba, el paquete de oficina LibreOffice está disponible en la edición DVD, pero nada te impide agregarlo manualmente. Como detalle adicional, quiero destacar el acuerdo entre la gente de Mint y el buscador DuckDuckGo, cuyo “estribillo” de venta es no recolectar ninguna clase de información proveniente del usuario, ni siquiera su número de IP. Requiere un poco de tiempo acostumbrarse, pero deberías darle una probada.

En conclusión, Linux Mint ingresa a su versión 12 de forma positiva, y con cambios que no buscan ser agresivos, sino constructivos. Queda flotando la sensación de que Mint trató de escuchar las demandas de los usuarios un poco más. Muchos no están listos para GNOME 3, y otros tantos se encuentran en la misma situación con Unity, por lo que la presencia del MGSE es bienvenida, eficiente, y casi diplomática. Ahora, si MGSE no te convence, algunas de las opciones son mantenerse en la versión 11, apostar algunas fichas al (por ahora) inestable MATE, o adoptar un entorno completamente diferente. Y la lista no se termina ahí. Lubuntu adquirió estatus oficial a partir de la versión 11.10, y si leemos entre líneas, LXDE está ganando cada vez más adeptos. Se habla de que “Linux está muerto en el escritorio”, y la problemática trinidad “Ubuntu-Unity-GNOME” parece ser la raíz de esa cuestionable línea de pensamiento, pero yo creo que son dolores de crecimiento. La forma en la que buscamos información y trabajamos con nuestros dispositivos está cambiando, y todos los jugadores principales deben adaptarse. Por ahora, Linux Mint no demanda ningún compromiso, y eso es exactamente lo que muchos usuarios parecen estar buscando.

Escrito por Lisandro Pardo

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