Menu
in

Análisis – The Saboteur

The Saboteur, el último juego de Pandemic Studios, no tuvo mucha prensa en su salida. Y no sorprende, Elctronics Arts decidió cerrar la empresa una semana antes de que haya salido el juego. En él, ocupas el rol de Sean Devlin, un corredor irlandés que se encuentra en París durante la ocupación nazi y, de un momento, a otro se encuentra peleando con la resistencia francesa. Mientras que parecía que iba a pasar desapercibido, The Saboteur bien puede ser una de las sorpresas del año.

Si estás atento a las noticias sobre la industria de los videojuegos, probablemente te hayas enterado de que Electronics Arts cerró la compañía Pandemic Studios, una semana antes de que su último juego salga a la luz. Ésta desarrolladora ha creado juegos como Battlezone II, Full Spectrum Warrior, Star Wars Battlefront y la serie Mercenaries. Mientras que muchos de éstos recibieron críticas mezcladas, en el consenso general, se la consideraba una buena empresa. Lamentablemente, ahora ha dejado de existir y, como legado, nos dejaron The Saboteur, probablemente su mejor trabajo hasta la fecha.

La mayoría de los juegos que ocurren en la Segunda Guerra Mundial, son FPS que te ubican en el frente de batalla. Por esa razón, es refrescante ver alguien que hace algo diferente. En The Saboteur, ocupas el rol de Sean Devlin, un corredor de carreras irlandés que vive y trabaja en Francia. Mediante un largo flashback, luego de la primera media hora de juego, explica las motivaciones de Devlin para odiar a los nazis, justo cuando el Tercer Reich avanza sobre tierras francesas, tomando todo París. De ésta manera, Devlin se une a la resistencia francesa no solo con la intención de liberar al país de la opresión, sino también, de vengar la muerte de una persona muy allegada a él.

Mientras que la mayoría de las críticas han sido muy duras con la historia y el personaje principal, Sean Devlin, aquí tendremos que estar en desacuerdo. No solo la historia nos pareció bastante buena, sino que nos hemos encariñado mucho con el personaje principal, al punto donde lo nominaríamos como personaje del año si nos dieran a elegir. Aunque la escritura no es brillante, nuestro encanto debe pasar más por estar hartos de personajes mudos o que están allí solo para ponerle una cara al jugador. Devlin, en cambio, tiene líneas graciosas e inteligentes y, aunque por la mayor parte, parezca un estereotipo de irlandés ebrio, aunque sea tiene opiniones y gustos, sin mencionar que siempre pelea por lo que quiere. En definitiva, la trama de The Saboteur se parece a una buena película de acción, con todos los condimentos necesarios.

Desde ya aclaramos, este juego no es una obra maestra, ni un juego revolucionario. Es más, la mayoría de sus ideas las toma de juegos mucho más reconocidos que este. Desde el inicio presenta un mundo que puedes explorar libremente. Al comenzar, la mayoría de la zona se ve en blanco y negro, con muy pocos colores resaltando, esto es porque esa zona está bajo la opresión nazi. Devlin puede “inspirar” a los ciudadanos, destruyendo puntos clave nazis, devolviéndole color a la zona. Y esto no es solo estético, porque mientras más lugares destruyas, más personas se unirán a la resistencia para ayudarte a pelear.

La mayoría de las misiones te llevarán a un lugar en particular donde debes matar a alguien o destruir una edificación. Pero lo bueno es que The Saboteur te deja encarar las misiones como vos quieras, a excepción de algunas que “aconseja” hacerlas de cierta manera. Ambas mecánicas, la de stealth y acción, funcionan bien, pero como todo en The Saboteur, se siente desprolijo. No al punto donde es injugable, todo lo contrario, en muy pocos momentos arruina la diversión, pero igual… la sensación de que le falta pulido, se ve en casi todos los aspectos.

El combate es en tercera persona con posibilidades de cubrirte en casi todas las superficies. No hay facilidades como disparar sin ver, o pasar de un lado cubierto a otro, pero por lo general es bastante bueno. El aspecto stealth por otro lado, también funciona bien. Con un medidor que te informa si te están observando y el nivel de sospecha de los que te rodean. Esto es útil cuando matas a un nazi sin dispararle (porque sino mancha el uniforme con sangre) y usas su ropa para pasar desapercibido.

Devlin también pareció tomar algunos consejos del asesino Altaïr, ya que también puede trepar sobre cualquier superficie. Es cierto que no lo hace con tanta gracia o velocidad como el antes mencionado, pero sin el presupuesto de Ubisoft, Pandemic se las arregló para crear una mecánica que no solo se ve bien, sino que funciona como uno quiere. Y si hay que reconocerle algo sobre el sistema de Assassin’s Creed, al no ser completamente automático, Sean Devlin termina siendo mucho más preciso que Altaïr o Ezio.

Como en cualquier época de guerra, el dinero no vale nada. Así que lo que compres, ya sean coches, armas o mejoras, lo harás mediante contrabando, que puedes encontrar en la ciudad o cuando haces misiones. También hay un sistema de perks o mejoras, que completando ciertos objetivos te darán acceso a nuevas habilidades. Por ejemplo, si rompes el récord en una carrera, se te otorgará un bonus de velocidad y así con otros aspectos, como combate, stealth y demás.

Gráficamente, The Saboteur deja bastante que desear. Es más, se ve mucho mejor cuando está en blanco y negro, que cuando el color deja ver algunas de las imperfecciones. De todos modos, lo que no tiene en gráficos, lo tiene en atmósfera. Desde las luces, la música y los coches, hasta el blanco y negro que hace la mayor parte del trabajo. La transición de color a monocromo no solo te da a entender que estarás desprotegido, sino que transmite a la perfección la sensación de desesperanza y frustración que experimenta la zona.

The Saboteur está repleto de problemas, eso no se discute. Pero si ves más allá de las limitaciones, puede resultar que sea una de las mejores experiencias en un mundo abierto, sacando de lado al GTA, claro. La historia y sus personajes son interesantes, tienes la chance de encarar cada misión como quieras y las secundarias no parecen cosas del montón, sino que tienen su propia trama y personalidad. Además, el estilo artístico merece un párrafo aparte y, en definitiva, hay muchas cosas que gustar. Es una pena que Pandemic haya dejado de existir, porque mientras que nunca me gustaron los juegos que hicieron (excepto Battlezone II), me hubiera gustado ver otra aventura protagonizada por Sean Devlin. Puedes comprar The Saboteur para PC por €47,45 y PlayStation 3 y Xbox 360 por €66,45.

Puntaje: 80%

Conclusión: Poco pulido es un adjetivo amable… pero más allá de sus problemas, es una buena aventura que merece ser experimentada.

Escrito por Tomás Garcia

Leave a Reply