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Bacterias resistentes a los antibióticos

Los científicos están preocupados por la aparición de cepas de bacterias que presentan una enorme resistencia a todos los antibióticos disponibles. Estos microorganismos surgen como respuesta de las mismas colonias a la incorrecta aplicación de los antibióticos en humanos o del uso indiscriminado en animales de granja, mutando y volviéndose inmunes. ¿Estamos en peligro culpa del mal uso de los medicamentos?

El mundo se horrorizó cunado el ministro de Salud de Malasia, Datuk Chua Jui Meng, reveló en 1996 que más de la mitad de los pollos vendidos en su país contenían niveles de nitrofuran (un antibiótico cancerígeno) 4.000% más alto que lo permitido por el Departamento de Veterinaria. Este hecho alertó sobre el uso generalizado de los antibióticos en la crianza de animales para consumo humano y sus peligros. Si dejamos por un momento de lado lo alarmante que resulta la presencia de una sustancia cancerígena en nuestra comida, el uso de estos medicamentos de uso humano en ganado bovino, porcino o aves supone otro peligro enorme, que es la aparición de nuevas cepas de bacterias resistentes a los antibióticos. En efecto, algunos veterinarios y productores ganaderos suelen proporcionar estas sustancias a sus rodeos para curar sus enfermedades o incluso para aumentar su tamaño. Las dosis suministradas son pequeñas y no destruyen la totalidad de las bacterias, sino que producen una especie de “selección artificial” de las más resistentes, que siguen multiplicándose y haciéndose resistentes a los medicamentos. Si los consumidores no cocinan correctamente estas carnes o algunos subproductos como el queso o la leche, pueden incorporar esos gérmenes resistentes a sus organismos. Pero esta, a pesar de la influencia que tiene, no es la única causa de la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos.

Como todos, probablemente enfrentes cada año los habituales resfriados, dolores de garganta o alguna de las infecciones víricas más comunes. Y es posible también que, como mucha gente hace, en lugar de ir al médico te automediques o no respetes el tiempo de tratamiento indicado por el profesional de turno. Estos son otros dos motivos por los que los antibióticos son cada vez menos efectivos. Si padeces alguna enfermedad infecciosa leve, como una diarrea, bronquitis o afecciones urinarias y el médico te prescribe un tratamiento en base a antibioticos que debes seguir durante 10 dias, debes respetar ese plazo. Es posible que al 4 o 5 día te sientas mejor, y abandones el tratamiento. Eso, en general, hace que el 90 o 95% de las bacterias que tenías en tu cuerpo hayan muerto, pero las más resistentes aún siguen vivas, listas para multiplicarse y seguir mutando en el cuerpo de alguna persona cercana, ganando en cada generación mayor inmunidad al tratamiento.

Existen enfermedades infecciosas graves –tuberculosis, septicemia o meningitis bacteriana– cuyos microorganismos responsables se han hecho resistentes a los antibióticos. Algunas estadísticas sugieren que -a nivel extrahospitalario- entre el 30 y 50%  de las bacterias no responden a los antibióticos comunes. Dentro de los hospitales es mucho peor, y el porcentaje se eleva hasta un 90 por ciento. Y no son pocos los casos -como ha ocurrido esta semana en un hospital de Argentina- que se produzca el deceso de varios pacientes por haber llegado al extremo de que ningún antibiótico es capaz de combatir los gérmenes que causan múltiples infecciones.

El fenómeno de resistencia bacteriana a los antibióticos preocupa -y mucho- a los científicos desde hace unos 10 o 15 años. Si bien es cierto que existe un tipo de resistencia bacteriana que se produce a partir de la mutación genética espontánea, es decir que el microorganismo cambia su estructura sin que medie intervención humana, los datos indican que hay otra vía, mucho más frecuente. Se trata de la denominada “presión selectiva o adquirida”, provocada por los hábitos mencionados antes y que podríamos evitar simplemente utilizando los antibióticos de una forma más racional.

¿Qué podemos hacer para evitar contribuir a este problema? Existen algunos consejos sencillos que deberían bastar para limitar enormemente la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por Centers for Disease Control and Prevention) sugiere las siguientes estrategias:

  • Consulta con tu médico para saber si realmente necesitas un antibiótico. Existen muchas ocasiones en las que se pueden recetar medicinas diferentes para controlar una enfermedad pero que no son antibióticos.
  • No utilices un antibiótico si lo que tienes es un catarro común. La mayoría de los catarros son causados por virus y estos son completamente inmunes a los antibióticos.
  • Asegúrate de terminar los tratamientos prescritos por tu médico, aún cuando ya no te sientas enfermo. Es posible que cuando la cantidad de bacterias en tu organismo descienda desaparezcan los síntomas, pero eso no quiere decir que estás completamente curado.
  • No guardes comprimidos por si te enfermas de lo mismo en el futuro. Hacer esto no solo implica que no estás terminando el tratamiento esta vez, sino que las restantes van a ser insuficientes para la próxima vez.
  • Consume antibiótico exactamente como te lo ha recetado el médico, sin saltarte dosis y respetando el tiempo estipulado entre ellas.
  • Si se trata de un antibiótico líquido, recuerda agitarlo bien antes de cada toma. Si no lo haces, seguramente el ingrediente activo se asentará en el fondo (o flotará en la superficie), con lo que estarías ingiriendo poco antibiótico al principio y mucho al final del tratamiento, o viceversa.
  • No te tomes los antibióticos recetados a otra persona. El médico determina las dosis necesarias de acuerdo a tu peso, estatura y edad. Es muy poco probable que lo recetado a otra persona sirva para ti. También recuerda que hay diferentes antibióticos para diferentes bacterias, y la enfermedad de otra persona puede no ser idéntica a la tuya.
  • Cocina bien los alimentos, especialmente las carnes. Si el animal del que provienen ha sido tratado con antibióticos y alguna bacteria ha sobrevivido al tratamiento, debes asegurarte que muere durante la cocción.
  • No te enfermes: para no tener problemas con los antibióticos y bacterias mutantes, lo mejor es permanecer sano. Lavate las manos varias veces al día y evitar estar muy cerca de alguien que está enfermo o que estornuda frecuentemente.

Las bacterias resistentes a los antibióticos pueden convertirse en un serio problema para todos. Cada vez es más común que alguno de estos microorganismos se “atrinchere” dentro de alguna sala de cuidados intensivos o quirófano y obligue a tomar medidas extraordinarias para librarse de ellas. Si seguimos estos sencillos consejos ayudaremos a evitar su aparición. ¿Te apuntas?

Escrito por Ariel Palazzesi

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