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Bigelow Aerospace y su base Lunar privada

Sabemos que la NASA difícilmente pueda volver a la Luna en los próximos años. Hasta hace un par de décadas, parecía que solamente una agencia espacial importante tenía la capacidad técnica y económica de transportar humanos a la Luna y establecerlos en una base permanente, pero los tiempos han cambiado. Bigelow Aerospace, la misma empresa privada que  puso dos módulos hinchables en órbita hace poco, ha anunciado su intención de construir un habitat similar en la Luna. ¿Se trata de un plan con posibilidades de éxito, o es solo otro proyecto descabellado?

No hay dinero para todo. Esa corta frase parece resumir la actualidad de la única agencia espacial que pudo colocar a 12 hombres sobre la Luna. En efecto, hemos hablado varias veces sobre los malabares que está haciendo la NASA para -aprovechando los magros recursos disponibles- seguir desarrollando misiones y no dejar a su gente sin trabajo. Sin embargo, volver a la Luna no está en sus planes, al menos no en un futuro cercano. En este escenario, con la desazón abatiéndose sobre todos los que imaginaban una base permanente en el satélite natural terrestre más o menos para 2020 o 2025, una empresa privada ha declarado sus intenciones de encarar este emprendimiento por cuenta propia. En efecto, Bigelow Aerospace -quien ya tuvo sus cinco minutos de fama hace cuatro años al enviar al espacio un par de módulos hinchables– acaba de anunciar un plan para construir una base lunar con capacidad para 18 personas. Por supuesto, el habitat se basaría en su tecnología de módulos hinchables.

Bigelow Aerospace es, junto a SpaceX y Virgin Galactic, una de las tres compañías aeroespaciales con mayor capacidad técnica y económica existentes. Su plan de negocios parece estar enfocado a la construcción de “hoteles espaciales” girando en la órbita baja terrestre, un empredimiento que de concretarse alguna vez seguramente proporcionará un montón de dinero a sus dueños. Sin embargo, y a pesar de que hay muchas ideas y proyectos en danza, no parece fácil llevarlos a la práctica, y la mejor prueba de eso es que no hay nada parecido girando sobre nuestras cabezas. Pero lejos de dejarse amedrentar por las dificultades, el departamento de marketing de Bigelow ha subido la apuesta y anunciado la construcción de una base lunar. La idea es construirla en el espacio, en un sitio conocido como punto de Lagrange L1 -donde la atracción gravitatoria de la Tierra y la Luna se anulan entre sí- y luego hacerla alunizar cuando esté lista. Bigelow planea construir tres módulos estándar – a los que denomina Sundancer 330-BA – con una capacidad de seis pasajeros cada uno, y luego unirlos entre sí para alcanzar el tamaño requerido. La estructura, en realidad, sería algo parecido a un globo de alta tecnología, lo suficientemente resistente como para que alguien -18 personas, en realidad- puedan vivir en su interior sin preocuparse por su seguridad.

Michael Gold, Director de Operaciones de Bigelow, dice que “la meta de nuestra empresa siempre ha sido ir más allá de la órbita baja de la Tierra”. Pero, ¿tiene este proyecto posibilidades de convertirse en realidad? En primer lugar, hace falta dinero para poner en marcha algo así. Y hablamos de “mucho dinero”. Llevar al espacio -al punto L1- los elementos necesarios implica un montón de lanzamientos, cada uno valuado en unos cuantos millones de euros.  Tampoco hay que olvidar el costo que tiene el desarrollo de los materiales implicados, su construcción y el entrenamiento de los astronautas que se necesiten para ensamblar el habitat en el espacio. Luego está la cuestión del alunizaje. Los rusos, por ejemplo, con todo el poder económico y científico que poseía su país en las décadas de 1960 y 1970, sembraron la Luna con los restos de sus fallidos intentos de alunizaje. Es cierto, lograron alunizar y despegar otra vez, trayendo muestras de la Luna a la Tierra, pero luego de decenas de intentos fallidos y gastando montañas de dinero. Nadie duda que Bigelow Aerospace disponga del apoyo económico de un montón de millonarios deseosos de pasar una temporada en órbita o en la Luna. Pero, ¿seguirán apoyando cuando pase el tiempo y el proyecto no avance? No es que seamos pesimistas, pero ya hemos oído antes propuestas parecidas, y no han pasado se ser un anuncio.

La idea de usar naves hinchables no es nueva. Ya en 1960 la NASA puso en órbita Echo, un satélite de telecomunicaciones de 30 metros de diámetro. Era simplemente un enorme globo, fabricado con poliéster aluminizado, que se limitaba a hacer la veces de “espejo”  para que rebotaran las señales de radio alrededor de la Tierra. Pero una cosa es lanzar un globo al espacio, y otra pretender que se puede vivir dentro (por más hi-tech que sea el globo) y hacerlo alunizar. Obviamente, existe la posibilidad de que Bigelow Aerospace lo logre -ojalá así sea- y pronto haya gente viviendo en la Luna, pero parece poco probable. ¿No crees?

Escrito por Ariel Palazzesi

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