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El primer avión solar nocturno

Puede parecer una contradicción semántica pero aquí lo tenemos. Se trata del primer aeroplano que funciona con energía solar y, sin embargo, es capaz de recorrer largas distancias también por la noche. Su objetivo es planear sobre el planeta sin tener que disponer de otra energía que no sea la que ofrece el sol. El truco para resistir de noche consiste en las baterías que acumularán energía con la que proseguir el viaje y en la extrema optimización del aeroplano para aprovechar al máximo la poca energía que se obtiene de la luz.

Aún no se ha realizado el vuelo de confirmación pero los creadores del avión Solar Impulse afirman encontrarse preparados para demostrar que un aeroplano movido por energía solar será capaz de seguir funcionando incluso de noche. En el 2005 Alan Cocconi, fundador de AC Propulsion, logró la proeza de volar durante 48 horas sin escalas en un avión sin tripulación de 5 metros de envergadura propulsado enteramente por energía solar. Era la primera vez que un avión de este tipo ha podido volar toda una noche gracias a la energía recogida por las células solares montadas sobre el avión y almacenadas en las baterías.

Sin embargo, a día de hoy, nadie ha conseguido un hito semejante con un avión tripulado. Esa es la barrera que Solar Impulse traspasará en breve. Al menos así lo declaran Bertrand Piccard y su socio André Borschberg. Dos hombres, pioneros e innovadores, ambos pilotos, garantizan el desarrollo de Solar Impulse: Piccard es psiquiatra, aeronauta, autor de la primer vuelta del mundo en globo sin escalas, es el iniciador y el Presidente. Borschberg es ingeniero, licenciado en ciencias de la dirección, piloto de caza y piloto profesional de avión y de helicóptero, es el Director General.

Para ir calentando motores, han realizado un primer vuelo de prueba con el piloto Markus Scherdel. El aparato despegó a las 9.28, hora española, desde el aeródromo militar situado en las afueras de la ciudad de Payerne, en el cantón suizo de Vaud y la travesía ha durado cerca de hora y media, alcanzando una altitud de 1.000 metros. "Ha sido un momento muy intenso para mí. El HB-SIA se ha comportado tal como indicaba el simulador de vuelo. A pesar de su inmenso tamaño y del peso, el control del avión se ha realizado según nuestras expectativas", afirmaba emocionado el piloto tras aterrizar. Una vez que verifiquen la capacidad de la máquina para resistir 36 horas de vuelo seguidas sin ayuda del sol, los diseñadores pretenden dar una vuelta al mundo en 5 etapas dentro de un par de años.

El despegue deberá efectuarse a partir de 2012, sobrevolando la tierra cercana al ecuador pero esencialmente en el hemisferio Norte. Están previstas cincos escalas para cambiar pilotos y presentar la aventura al público y a las autoridades políticas y científicas. Cada etapa de vuelo durará entre 4 y 5 días, que es el tiempo máximo que puede soportar un piloto. Cuando la eficacia de las baterías permita reducir el peso, el avión podrá embarcar dos pilotos para los vuelos de larga duración y una vuelta al mundo sin escalas será entonces factible. Si lo consiguen, serán los equivalentes a los hermanos Wright del siglo XXI.

Para cumplir semejante proeza se necesitaba una aeronave altamente optimizada. Los ingenieros han conseguido diseñar una aeronave que aproveche hasta el último de los vatios que son capaces de recoger las 12.000 placas solares que se distribuyen en las alas y en el estabilizador horizontal. Su envergadura roza los 64 metros, su longitud casi los 22 metros y su peso no supera los 1.600 kilos. Dispone de 4 motores eléctricos con una potencia de 10 caballos cada uno que le permiten una velocidad máxima de 75 Km./h y volar a una altura de 8.500 metros. Debido a alguna de sus características, se asemeja a los grandes aviones de transporte, y debido a otras, posee connotaciones del vuelo a vela. Conjuga la envergadura de un Airbus A340 con la carga alar de los ala deltas. A tamaño idéntico, su estructura debe ser 8 veces más ligera que la del mejor planeador actual.

La cuestión energética condiciona el conjunto del proyecto, desde las dimensiones de la estructura hasta los límites extremos de masa. A mediodía, cada m2 de superficie terrestre recibe el equivalente a 1.000 vatios, es decir, 1,3 CV de potencia luminosa. Distribuida en 24 horas, la energía del sol sólo proporciona un promedio de 250 W/m2. Con 200 m2 de células fotovoltaicas y 12% de rendimiento total de la cadena de propulsión, la potencia promedio generada por los motores del avión no pasa de los 8 CV ó 6 KW. Se trata aproximadamente de la que disponían los hermanos Wright en 1903 cuando efectuaron el primer vuelo a motor.

El avión Solar Impulse impresiona. Por su alta tecnología y por el inmenso esfuerzo de tener que optimizarlo todo alrededor de una sola cosa: la energía solar. Los creadores piensan que estamos ante los inicios del futuro que siempre hemos deseado. La posibilidad del vuelvo sin combustibles fósiles y la consolidación definitiva de las energías alternativas. Quedan algunos años hasta que se consiga pero Bertrand Piccard y André Borschberg piensan estampar sus nombres en los libros de la historia del vuelo. Que así sea.

Escrito por imported_Kir

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