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Electrodos en el cerebro para recuperar la memoria

¿Tienes dificultades para recordar donde dejaste las llaves? ¿Se te olvida el nombre de los amigos de tus amigos? A no desesperar: científicos de la Universidad de California del Sur han desarrollado un implante cerebral que consigue mejorar la memoria de las ratas. Parece que los roedores que han tenido la “fortuna” de alojar los electrodos en su cerebro mejoran su capacidad para recordar eventos nuevos y -lo mejor de todo- recuperar recuerdos perdidos. Si bien recién se está comenzando a experimentar con esto, se puede especular sobre la influencia que podrían tener estos implantes en pacientes con problemas neurológicos o enfermedades neurodegenerativas.

La pérdida de memoria puede convertirse en una verdadera pesadilla. Realizar cualquier acto cotidiano involucra nuestra memoria. Encontrar el coche dentro del estacionamiento de un centro comercial, memorizar la dirección de correo de un amigo o incluso cosas más elementales como recordar el nombre de un hijo pueden resultar imposibles para las personas que poseen determinados problemas neurológicos o enfermedades neurodegenerativas. Afortunadamente, en muchos sitios se está trabajando arduamente para encontrar una solución a este angustiante problema.

En la Universidad de California del Sur han desarrollado un implante electrónico que, mediante algunos electrodos insertados en su cerebro, permite a las ratas utilizadas como blanco del experimento mejorar ostensiblemente su memoria. Este ensayo, cuyos resultados aparecen publicado en el Journal of Neuruoengineering and Rehabilitation, ha demostrado, por primera vez, que un implante cerebral puede conseguir que un mamífero recupere su memoria. Se trata de un gran avance, que aún en su etapa experimental, permite especular con su utilidad en el tratamiento del alzhéimer. Para poder comprobar la efectividad del implante se diseño un ejercicio que las ratas debían resolver. Se las enfrentó a un juego de dos palancas, que cuando eran accionadas en orden les proporcionaban comida. Si la rata veía primero la palanca de la derecha, debía presionar la de la izquierda para obtener comida y viceversa. Las ratas son muy buenas resolviendo este tipo de “juego”.

Una vez que habían cogido el truco, los científicos le administraron una droga que les hizo olvidar lo aprendido. Como era de esperar, enfrentadas a las palancas fallaban más o menos el 50% de las veces. Esto sirvió para comprobar que los roedores habían efectivamente “olvidado” la torma correcta de operar el sistema. Luego  se les introdujo en el cerebro unos electrodos que a conectan a un par de regiones del hipocampo, conocidas como “C1” y “C3”, y relacionadas con el funcionamiento de la memoria. Cuando se enviaba una señal a esos electrodos, las ratas accionaban las palancas correctamente (en el 90% de los casos). Si la señal cesaba, las ratas volvían a fallar en la mitad de los casos.  A pesar del rechazo que uno podría sentir a tener un par de cables enchufados en el cerebro, lo cierto es que el sistema no es completamente novedoso. Algunos pacientes con párkinson ya los tienen, y gracias a ellos han conseguido controlar los síntomas de la enfermedad. En esta oportunidad, el experimento de los científicos de la Universidad de California abre la puerta al tratamiento de otras afecciones, relacionadas con la pérdida de la memoria, como el alzhéimer.

Escrito por Ariel Palazzesi

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