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La cápsula Sarco: Una «máquina de suicidio» que puedes armar desde tu hogar

Impresión 3D al servicio de la eutanasia

Hablar del suicidio es un proceso delicado, y desde cierto punto de vista perturbador, pero eso no significa que debamos ignorarlo. Desde visiones un poco más mediáticas (la serie «13 Reasons Why» es un buen ejemplo) hasta el debate abierto sobre la legalidad de la eutanasia en el mundo, es evidente que el suicidio se instaló como tema a tratar, pero para el activista pro-eutanasia australiano Philip Nitschke eso no es suficiente, y desarrolló una cápsula llamada Sarco, que puede terminar con la vida de una persona apenas presionando un botón.

«Me quiero matar» es una frase que se nos ha escapado en varias oportunidades frente a un evento estresante o más complicado de lo normal, pero mientras escribo estas líneas, una persona en alguna parte del globo considera esa posibilidad seriamente. ¿Cómo se puede ayudar a esa persona? ¿Acaso desea nuestra ayuda? Lo primero que nos viene a la mente es alguien sufriendo un profundo caso de depresión o que no ha logrado superar una situación traumática, sin embargo, también debemos considerar a personas enfermas, sin posibilidad de cura. Eso nos ubica de lleno en el territorio de la eutanasia. La situación legal de la eutanasia alrededor del mundo es muy complicada, y esto resulta especialmente cierto en Australia, que la permitió en 1995, sólo para declararla ilegal dos años más tarde. En ese período, el doctor y activista pro-eutanasia Philip Nitschke asistió a cuatro personas con su «Deliverance Machine», un dispositivo de inyección letal, pero ahora presentó un recurso mucho más sofisticado: La cápsula Sarco.

Una vez terminado el «proceso», la cápsula puede ser usada como ataúd

Desarrollada por Nitschke en los Países Bajos, Sarco puede ser impresa en 3D y ensamblada en cualquier parte. Para activarla, el usuario debe responder a un amplio cuestionario en línea, e inmediatamente después de haber confirmado más allá de toda duda su deseo de suicidarse, recibirá una clave de acceso de cuatro dígitos. Una vez dentro, lo único que necesita hacer el usuario es presionar un botón. El sistema comenzará a llenar la cápsula de nitrógeno, disminuyendo drásticamente los niveles de oxígeno. En un promedio de cinco minutos, el usuario estará muerto, sin dolores ni traumatismos.

Existen dos detalles adicionales que debemos mencionar sobre Sarco. El primero es que la cápsula puede ser utilizada como ataúd, y su base es reutilizable. El segundo es que los criterios para el diseño de Sarco serán declarados open source y publicados en Internet, de modo tal que cualquiera podrá construir, y por qué no comercializar cápsulas. En la mayoría del territorio europeo se permite la eutanasia «pasiva», pero algunos países han extendido su legalidad al suicidio asistido, por lo tanto, la cápsula Sarco podría ser utilizada con la supervisión de un doctor. Un dispositivo controvertido, que seguramente alimentará al complejo debate de la muerte digna.

Escrito por Lisandro Pardo

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