Menu
in

Las arañas drogadas de la NASA… y sus redes

Diferentes sustancias… y resultados únicos

Algunos animales responden de una manera muy particular a las drogas «para consumo humano». Los reportes sobre ciervos devorando plantaciones de marihuana se remontan al año 2007 como mínimo, y nunca falta el ocasional vídeo accidental en YouTube con gatos y perros. Sin embargo, en las últimas décadas se han llevado a cabo diferentes experimentos, y uno en especial estuvo a cargo de la NASA. En abril de 1995, los científicos de la agencia decidieron drogar a arañas de jardín europeas para evaluar la toxicidad de cada sustancia, y estudiar sus efectos en la construcción de redes.

La historia original se remonta al año 1948, cuando un zoólogo alemán de nombre H.M. Peters terminó frustrado por el comportamiento de las arañas que estudiaba. El problema era que las pequeñas construían sus redes entre las dos y las cinco de la mañana, un horario muy incómodo para Peters. Así fue como se contactó con su amigo y farmacólogo P.N. Witt, a quien le preguntó si existía alguna clase de químico estimulante que lograra desplazar un poco el horario de construcción de las arañas.

El estimulante escogido fue anfetamina, y aunque Peters no se salió con la suya (las arañas no cambiaron sus horas), descubrió que la construcción de las redes era más caótica y desorganizada. El farmacólogo Witt decidió continuar con la práctica, explorando el impacto de la marihuana, el LSD, la mescalina y la cafeína. La técnica de Witt se basaba en la mezcla de las drogas con agua azucarada, y en la inyección del líquido dentro de moscas que servían como comida para las arañas.


Sí, la NASA se dedicó a drogar arañas


Como era de esperarse, las aplicaciones prácticas para un estudio de ese tipo eran casi nulas, y fue abandonado hasta el año 1995, cuando la NASA repitió varios de los experimentos de Witt, y analizó las redes con herramientas estadísticas y procesamiento de imágenes. Eso les permitió cuantificar las diferencias entre una red normal y otra construida en plena intoxicación, abriendo la posibilidad de usar arañas para medir la toxicidad de ciertas sustancias en vez de ratones, ahorrando tiempo y dinero.


Escrito por Lisandro Pardo