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NASA y los ratones flotantes

Manipular la gravedad a voluntad sería uno de los descubrimientos más grandes de la raza humana. Convertir una fuerza tan poderosa en una herramienta para nuestro provecho traería beneficios inimaginables, pero de momento, los científicos siguen experimentando de diferentes formas. En esta ocasión fue la NASA quien, con la ayuda de un imán muy poderoso, logró hacer levitar de forma efectiva a ratones, anulando los efectos de la gravedad. Ya se había experimentado con otra clase de animales pequeños, pero esta es la primera vez que se utiliza un animal de un tamaño mayor para las pruebas, las cuales aparentemente no han tenido efectos secundarios.

Desde la patineta de Martin McFly en "Volver al Futuro" hasta Raúl Julia flotando por los aires en la penosa adaptación al cine de "Street Fighter", hemos visto múltiples ejemplos de levitación, usualmente asociados a la fantasía y la ciencia ficción. Sin embargo, la gravedad ha comprobado en una enorme cantidad de ocasiones que fue, es y será un rival extraordinariamente difícil de derrotar para la ciencia. La NASA apenas ha dado un pequeño paso en la búsqueda del control gravitacional que podría traer grandes beneficios, en especial para la tecnología espacial. Todo se basó en un imán superconductor capaz de generar una cantidad de energía tal que puede literalmente hacer flotar a un ratón.

En casos anteriores, se había logrado un efecto similar sobre ranas e insectos como saltamontes, pero nunca se había aplicado sobre algo del tamaño de un ratón. Esto se logra ya que el imán actúa sobre el agua presente en el cuerpo del animal, haciendo que se eleve. Los ratones fueron escogidos para el experimento debido a su más próxima similitud biológica con los humanos (al menos en comparación con ranas e insectos), ya que a través de ellos se pueden estudiar efectos como la pérdida de masa ósea provocada por la exposición a una gravedad muy baja durante largos períodos de tiempo.

De acuerdo al informe, el primer ratón se sintió bastante desorientado con el cambio gravitacional, dando patadas en el aire y buscando algún punto de apoyo. Sin embargo, a las pocas horas los ratones ya se habían adaptado de gran forma a su nueva situación, al punto de comer y beber sin inconvenientes. Los científicos expusieron a los ratones a la fuerza del imán durante diez semanas (aunque sin levitar), y no detectaron ninguna clase de efectos adversos. El paso siguiente de los científicos es estudiar el impacto psicológico de la exposición a la microgravedad, buscando formas adicionales de asistir a los astronautas que deban exponerse a largas temporadas alejados de la gravedad terrestre.

Escrito por Lisandro Pardo

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