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No es un meteorito, ¡es orina de astronauta!

El miércoles pasado muchas personas fueron testigos de un verdadero espectáculo en el cielo. Nadie podía determinar qué era aquella luz blanca, pero sea lo que sea, era hermosa. Claro que eventualmente nos enteramos su origen y resultó ser mucho menos poético de lo que esperábamos. Al parecer, la misión STS-128 tuvo que desechar cerca de 68 kilos de agua y otros desechos, como orina. Así que, en definitiva, aquel espectáculo celestial no era más que un poco de agua y orina… de alguien.

Imagina lo siguiente… te encuentras con tu enamorada/o acostados sobre el pasto en una hermosa noche de verano. El cielo está completamente despejado, lo que permite ver las estrellas en todo su esplendor. De repente, de ningún punto en particular del cielo aparece un hermoso brillo blanco que parece caer del cielo. Podría ser un cometa… y si ese es el caso habría que pedir un deseo, como suele suceder en las películas de amor. Claro que al otro día lees en el diario que ese hermoso momento fue causado, no por un cometa que curiosamente viajaba por el espacio, sino por orina de astronauta. Sí, orina… de algún tipo que andaba volando por el espacio. Ay, el amor.

Según cuentan, el miércoles pasado apareció un brillo en el cielo estadounidense y durante el momento era imposible de identificar. El misterio fue resuelto cuando la NASA habló públicamente y explicó los eventos. Al piloto de la nave STS-128, Kevin Ford, le fue ordenado que debía liberar los desechos como preparación para un intento de aterrizaje al día siguiente. La razón por la que fue tan notorio, se debía a que la cantidad de desechos fueron cercanos a 68 kilos, entre agua y otros desechos como orina.

Kylie Clem, habló en nombre de la NASA y explicó a qué se debió la gran cantidad de desechos: “Fue una gran cantidad porque ya no se hacen más desechos en la estación. Esta es una restricción bastante reciente utilizada en los últimos vuelos, principalmente para evitar una potencial contaminación al modulo Kibo.” El modulo Kibo, es un nuevo laboratorio que incluye una plataforma externa para exponer experimentos científicos al medioambiente espacial.

Según Clem, ver desechos espaciales desde la Tierra es bastante común. Lo que ocurre normalmente es que el agua desechada se congela en una nube de pequeñas gotas. Cuando llega la sol, la nube se derrite y se dispersa en el espacio. Al parecer esta última vez no ocurrió aquella parte y muchas personas fueron testigos de probablemente uno de los desechos espaciales más grandes de la historia… aunque sea con la distancia se veía bonito.

Escrito por Tomás Garcia

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