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Nuestro Adiós para la Phoenix Mars Lander

Ciertamente las aventuras de este robot han sido una de las cosas más interesantes del año 2008. Que hay agua, que hay vida (que no, pero que podría), que nieva, que se rompe, que se arregla. La sonda Phoenix Mars Lander nos ha dado muchas y gratas noticias en el transcurso de los últimos meses. Pero, como todo lo bueno, tarde o temprano se tiene que acabar. Y la NASA decidió acabar su misión, luego de una semana sin comunicación. ¡Larga vida a la Phoenix Mars Lander!

La sonda Phoenix Mars Lander ha estado allí donde ningún hombre ha llegado jamás. Nos ha hecho partícipe de sus aventuras, desde el primer día, sin protestar. Nos reveló secretos que ampliaron los límites de la Frontera Final. Escarbó tierras marcianas, nos envió más de 25.000 fotografías, probó agua extraterrestre (casi topándose con vida) y ha visto cómo la nieve caía sobre el suelo marciano.

Pero ayer lunes, y luego de una semana sin comunicarse con su base, la NASA ha dado por terminada su misión. “Actualmente estamos en el cese de operaciones, declarando el fin de la misión en este punto.”, dijo Barry Goldstein of NASA, líder del proyecto. Y era algo inevitable, que había sido predicho hace tiempo. El invierno marciano está sobre la sonda, haciendo imposible que se pueda alimentar del Sol que le ha dado vida. Con temperaturas que descenderán hasta los -128ºC, descansará en una tumba helada, por el resto de la eternidad. Incluso cuando el próximo el verano llegue, el 13 de mayo de 2010, hay pocas esperanzas que de pueda seguir operacional. Pero… ¿quién sabe? Tal vez haga honor a su nombre, y renazca de sus heladas cenizas.

Pero Phoenix, nuestro amigo robot, no se fue sin antes despedirse. El mensaje final de la cuenta de Twitter de la Phoenix fue, por decir poco, emotivo. “01010100 01110010 01101001 01110101 01101101 01110000 01101000 <3< />m>”. Triunfo, nos dijo en binario.  El emoticón final es un corazón. Nosotros también te queremos, Phoenix.

Y luego de todo lo que nos has dado, nos es imposible no pensar en ti. Estás en un suelo hostil, en el medio del infinito, sola e incomunicada. Oxidándote, congelándote, muriendo de a poco. Deberíamos prometerte que, cuando estemos allí, te buscaremos para darte el merecido reconocimiento, en algún atrio de un Marte colonizado y en expansión. Ya te veo, brillante y restaurada, irguiéndote con orgullo bien ganado, ante la vista escéptica de los colonos del futuro, que se preguntarán: ¿Todo esto es posible gracias a ese pedazo de chatarra? Pero ellos no lo entenderán. Para los hombres del futuro serás una pieza de museo. Pero, para nosotros, Phoenix, para los humanos del Siglo XXI, eres mucho más que eso. Descansa ahora. Te lo mereces.

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