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Ordenadores basados en la química

Un equipo de trabajo integrado por científicos de varios países está desarrollando un nuevo concepto de ordenadores. Basados en la biología, estos “ordenadores químicos” serán capaces de imitar algunos comportamientos propios de las neuronas. Dejando de lado el silicio y la estructura de los ordenadores convencionales, esta nueva rama de la informática utilizará capas de células artificiales y señales químicas para procesar datos. ¿Podrán reemplazar a los ordenadores actuales?

Desde que a mediados del siglo pasado comenzamos a construir ordenadores, siempre hemos limitado su diseño a la electrónica. Dejando de lado algunas máquinas -en general, poco más que curiosidades de laboratorio- que utilizan la luz o los principios de la mecánica cuántica para funcionar, el resto de nuestros ordenadores basan su funcionamiento en el proceso de señales eléctricas. Sin embargo, nuestros cerebros utilizan la química para llevar a cabo su  magia. Y tan mal no lo hacen: nuestras máquinas aún no logran efectuar algunas tareas que un niño de 3 años puede hacer con los ojos vendados. Un grupo de científicos, formado por especialistas de varios países, han encarado el diseño de un nuevo tipo de ordenador inspirado en la biología, y que utiliza la química para funcionar.

El objetivo del proyecto, explica Klaus-Peter Zauner, de la Universidad de Southampton, no es hacer un ordenador más potente o veloz que los convencionales. La idea es disponer de un nuevo tipo de máquina, una clase de computador que pueda funcionar en nuevos ambientes. “Si queremos  construir equipos con un poder y complejidad similares a las del cerebro humano, mi consejo es que utilicemos algún tipo de informática química o molecular ”, dice Frantisek Stepanek, otro participante del proyecto proveniente del Instituto de Tecnología Química de Praga. “El tipo de tecnología de proceso de la información basado en la química no tiene como objetivo ejecutar el típico software de negocios,” aclara Zauner. No reemplazarán a los ordenadores convencionales, al menos no en las tareas comunes. “El campo de aplicación de esta tecnología incluye el control de robots moleculares y la construcción de mecanismos inteligentes para la distribución de sustancias dentro del cuerpo humano, capaces de reaccionar ante el estado de cada célula.” El proyecto ha sido financiado con 1,8 millones de euros provenientes de un programa comunitario de tecnologías emergentes.

La base del funcionamiento de esta nueva clase de ordenadores no son los electrones que corren por circuitos de cobre o silicio impulsados por una diferencia de potencial eléctrico. El enfoque de Zauner y sus colegas se basa en la forma en que las células de nuestro cerebro intercambian datos con sus vecinas, y “procesan” la información en base a señales químicas. “Cada neurona es como un ordenador molecular,” explica Zauner. Frantisek Stepanek, un especialista en computación química del Instituto de Tecnología Química de Praga, en la República Checa, quien también cree que la  vinculación de la informática y la química es muy prometedora. “Creo que este proyecto representa una oportunidad real de llevar la informática química de la etapa de concepto a la demostración práctica de un prototipo funcional,” se entusiasma. El equipo está trabajando duro para demostrar la idea funcionará, a pesar de que como se encarga de aclarar Zauner, “oficialmente, el proyecto no se inicia hasta el primero de febrero de este año, pero estábamos ansiosos que ya hemos enviado algunos lípidos a nuestros colaboradores en Polonia, quienes han demostrado son estables". Los lípidos en cuestión serán la base sobre la que funcionarán -algún día- estos ordenadores.

Escrito por Ariel Palazzesi

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