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Paradoja de Jevons, o por qué ahorrar energía nos lleva a consumir más

La eficiencia, ¿transformada en problema?

Paradoja de Jevons

Se supone que un incremento en la eficiencia a la hora de consumir un recurso genera una presión más baja sobre el mercado, habilita un uso más saludable de sus existencias, reduce el consumo, y por extensión el precio. Sin embargo, la historia nos ha enseñado que puede suceder exactamente lo contrario, con un marcado rebote en la demanda. Cuando ese «rebote» se vuelve mucho mayor a lo calculado, terminamos en la tormenta de la paradoja de Jevons: El progreso tecnológico no garantiza una reducción en el consumo de recursos.

«Eficiencia». Palabra mágica si las hay. Políticos y economistas la invocan casi diariamente para justificar o defender cambios de alto perfil que afectan la vida de la gente. ¿Pero qué es la eficiencia? ¿Realmente la entendemos? ¿Qué tan compleja puede llegar a ser? Si queremos obtener algunas respuestas, primero debemos viajar al año 1865, y buscar una copia de «The Coal Question», obra publicada por el economista William Stanley Jevons.

En aquella época, muchos británicos creían que las reservas de carbón se estaban agotando, y que la solución requería un salto de eficiencia. En su texto, Jevons describe que tras la aparición de la máquina de vapor de James Watt, el consumo de carbón se volvió más eficiente.

A su vez, esto habilitó el uso de la máquina en un número mayor de industrias, disparando la demanda y el consumo de carbón aún cuando las aplicaciones individuales necesitaban una menor cantidad del combustible. La eficiencia exacerbó el problema. Bienvenidos a la Paradoja de Jevons.


Paradoja de Jevons: ¿Más con menos?

Una variante de la máquina de vapor de Watt. Estas máquinas eran más eficientes, pero su amplio uso disparó la demanda de carbón.

Por más que el ejemplo original tenga más de 150 años, la paradoja no sólo se mantiene firme, sino que encontró lugar en otras áreas. Varios gobiernos han lanzado iniciativas o leyes que requieren la circulación de coches más eficientes.

En un principio, la demanda de combustible cae, y la tendencia en su precio es a la baja. Sin embargo, ese precio bajo estimula la idea de viajar más, disparando la demanda otra vez. Si el rebote llega al punto de exceder las ganancias obtenidas a través de un incremento en la eficiencia, estamos dentro de lo peor de la paradoja.

Un buen ejemplo se encuentra en en el estándar CAFE para la «economía de combustible» presentado por el gobierno estadounidense en 1975 tras los efectos del embargo al petróleo árabe. El saldo de CAFE aún es positivo, pero el consumo de combustible sigue en alza, al igual que la distancia recorrida, el número de coches, el peso promedio y la potencia.


Podrán ser más eficientes, pero si su número aumenta, las ganancias finales disminuyen

Lógicamente, la paradoja de Jevons tiene detractores y defensores. Entre los primeros encontramos a los ambientalistas. La eficiencia es uno de sus objetivos prioritarios. Cualquier interpretación negativa es una invitación al conflicto, y acusan a la paradoja de ser una excusa para no hacer nada.

Por otro lado, los partidarios del decrecimiento ven a la paradoja como una especie de grial que nos obliga a hacer un análisis más profundo del progreso tecnológico.

Y la pregunta final es: ¿Tú qué piensas? ¿Debemos continuar con nuestros esfuerzos para consumir menos, o respetar la posibilidad de la paradoja y ser «más eficientes con nuestra eficiencia»?

(Del Archivo de NeoTeo, artículo originalmente publicado el 20 de febrero de 2019)


Fuente: The New Yorker


Escrito por Lisandro Pardo

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