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¿Spider-Man inspiró la monitorización electrónica de presos?

Un juez estadounidense se basó en una historia del famoso personaje

Los primeros estudios sobre la monitorización electrónica de presos y otros delincuentes menores comenzó a principios de los ’60, pero la tecnología no alcanzó la madurez necesaria hasta los años ’80. Al explorar su proceso de adopción en los Estados Unidos, descubrimos que la gente de Gizmodo tiene una historia fascinante, en la que involucra a un juez de Nuevo México, y a un cómic de Spider-Man publicado en 1977…


Las noticias sobre el uso de pulseras y tobilleros con sistemas de rastreo electrónico son muy abundantes en la Web, y todas apuntan (más o menos) en la misma dirección: La aplicación del arresto domiciliario como solución frente a delitos menores, libertades bajo fianza, o los inevitables procesos de espera antes del juicio. Lo que no todo el mundo sabe, es que se trata de una impresionante fuente de ingresos: Dependiendo de la región y las leyes locales, los «usuarios» deben pagar cientos, e incluso miles de dólares por mes para permanecer en casa con el «privilegio» de un GPS en el tobillo.


Monitorización electrónica de presos, cortesía de Peter Parker

Para un juez de Nuevo México, todo comenzó con este cómic

¿Cómo se llegó a eso? La gente de Gizmodo decidió explorar más a fondo la adopción de la monitorización electrónica en los Estados Unidos, y su historia comienza con un cómic de Spider-Man publicado entre agosto y septiembre de 1977. En ese cómic, Kingpin le coloca a Spider-Man un brazalete electrónico, «dispositivo de radar» que le permite al villano saber su ubicación en todo momento. Pero lo más sorprendente es que un juez, Jack Love de Bernalillo County en Nuevo México, dijo haberse inspirado en el superhéroe para su aplicación en el mundo real.

El juez Love entró en contacto con un ingeniero de Colorado, Michael Goss, quien bautizó al dispositivo como Goss-Link. Su funcionamiento dependía de una línea telefónica: El transmisor, con un tamaño similar al de un paquete de cigarrillos, enviaba una señal al receptor cada 60 segundos. Si el usuario se alejaba más de 150 pies (45.72 metros), el receptor automáticamente realizaba una llamada a un ordenador central para reportar la situación. El juez Love creía que el Goss-Link era ideal para aquellas personas acusadas de conducir bajo la influencia del alcohol, que debían permanecer en sus casas, y lejos de cualquier establecimiento.


De derecha a izquierda: Michael Goss, el juez Love, y James Guttmann, quien participó en la construcción del dispositivo

Love asignó el dispositivo a un mínimo de tres acusados, uno por escribir cheques falsos, otro por violar su probation al recibir propiedad robada, y el tercero por conducir alcoholizado. Al final, la Corte Suprema de Nuevo México detuvo el programa por una sola razón: Dinero. El juez Love había firmado un contrato con Goss por la adquisición de los dispositivos sin consultar a sus colegas del Segundo Distrito Judicial. Los otros jueces determinaron que el contrato era una violación del Acta de Adquisiciones Públicas, y la Corte Suprema acompañó esa conclusión.

De todas maneras, el genio ya se había escapado de la lámpara. Al menos una docena de compañías aparecieron entre 1983 y 1988 ofreciendo soluciones electrónicas similares, y haciendo presión sobre el problema de la sobrepoblación en las cárceles. Pero Goss no sólo había iniciado la comercialización de esta tecnología, sino que también se le ocurrió volcar el costo de utilizarla sobre los prisioneros. ¿Qué significa eso exactamente en la actualidad? Que estamos ante un mercado que supera los 800 millones de dólares anuales, sólo en los Estados Unidos.


Fuente: Gizmodo


Escrito por Lisandro Pardo

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