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Un experimento de 6.000 millones de dólares.

El CERN (Laboratorio Europeo de Física de Partículas) esta poniendo los últimos tornillos del acelerador de partículas LHC (Large Hadron Collider, o Gran Colisionador de Hadrones), el más potente construido en el mundo hasta la fecha.Si pudiésemos entrar en plan turista al LHC, quedaríamos alucinados frente al tamaño de las enormes máquinas que forman los detectores de los experimentos, tal como puede apreciarse en los videos que acompañan este artículo.

Y no es para menos: en la construcción de este anillo propio de un gigante, de 27 kilómetros de perímetro, situado entre 50 y 100 metros bajo tierra entre Francia y Suiza, se han empleado unas cien mil toneladas de material. Esto es 10 veces el peso de la Torre Eiffel, restaurantes, tiendas y museos incluidos.

El último tramo de la obra implicó la colocación del último de los imanes. Estamos hablando del imán superconductor más potente del mundo, una pieza de 15 metros de alto y 1.400 toneladas de peso, que fue descendiendo cuidadosamente durante 12 horas por un pozo hasta una caverna a 100 metros de profundidad. Allí paso a formar parte de una maquinaria de 15 metros de alto y 20 de largo, con un peso de 12.000 toneladas. ¿Asombrado? Bien, es solo una de las cinco maquinas que forman parte del anillo, y ni siquiera es la más grande.

La primer pregunta que nos viene a la mente es ¿para que sirve una maquina tan grande y costosa? Es bien simple: se trata de una maquina para crear choques. Pero no choques cualquiera. El objetivo de LHC es, a finales de año, hacer circular dos haces de protones (con un diámetro muy inferior al grosor de un cabello) a una velocidad cercana a la luz, con los 27 kilómetros de túnel enfriados a 271 grados Celsius, muy cerca del cero absoluto. Los científicos, con la ayuda del sistema de ordenadores mas grande jamás construido leerán los datos generados en las colisiones, unas 40 millones de veces por segundo, mediante miles de millones de sensores. Esto supone un flujo de información similar al de todas las redes mundiales de telecomunicaciones unidas.

50 países han gastado una montaña de dinero en este proyecto. Evidentemente, esperan resultados importantes. A nivel de la física, se podrá poner en descubierto dimensiones extras del espacio y crear pequeños agujeros negros. También podría arrojar datos sobre la “energía oscura” que impulsa la expansión del Universo. En el plano de las aplicaciones practicas, podría resultar revolucionario, aunque se desconozca en que sentido. Por ejemplo, cuando Faraday preparaba sus experimentos con imanes y corrientes eléctricas no sabía que sus descubrimientos sobre inducción electromagnética nos proporcionarían, dos siglos después, teléfonos móviles, GPS y hornos microondas.

Algunos temen que los experimentos realizados en este acelerador de partículas puedan salirse de cauce y crear un agujero negro que devore la materia de su alrededor, haciéndose mas grande y potente, hasta tragar la Tierra y mas tarde el sistema solar. Según afirman los físicos que participan del experimento, podemos dormir tranquilos.

Después de todo, si algo así ocurriera, todo acabaría en unos pocos microsegundos, y no nos daríamos cuenta de nada.

Escrito por Ariel Palazzesi

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