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Cómo limpiar el polvo de tu PC

Cuando el caos arrecia… necesitamos imponer el orden

Ver imágenes de ordenadores sucios es perturbador, lo sé muy bien. Es difícil creer que un ordenador pueda estar expuesto a semejante nivel de negligencia, pero es algo que sucede con mucha frecuencia. La buena noticia es que tiene solución. Limpiar un ordenador es una tarea esencial de mantenimiento, y su duración dependerá de varios factores. Sin embargo, los parámetros básicos se mantienen intactos en todos los casos, y no es necesario gastar una fortuna.

Limpiar un ordenador

El ordenador comienza a funcionar mal. Los ventiladores se esfuerzan más, los cuadros por segundo caen, y el ocasional pantallazo azul hace su visita. Observas las lecturas de temperatura, y tus sospechas quedan confirmadas: El interior de la PC es un horno. Abres la carcasa y descubres el equivalente a un par de años de polvo (gris, negro o marrón, cortesía de los cigarrillos), piel muerta, pelos, moscas, mosquitos, telarañas… ugh.

El famoso «lo hago mañana» te informa que tu crédito se acabó. Es hora de ensuciarse las manos, la ropa, todo. «Cómo limpiar un ordenador» no es una pregunta que los usuarios avanzados se hagan muy seguido, pero si es la primera vez que debes cruzar espadas con esa misteriosa mugre y no sabes por dónde comenzar, no te preocupes. Tus principales recursos, son tres.

1. Tiempo

Lo siento, no es negociable. El ordenador debe estar completamente desconectado, fuera de su lugar habitual, y colocado en un espacio amplio que te permita maniobrar (lo ideal sería lejos de la casa), pero si tienes cosas pendientes trata de terminarlas primero, porque limpiar el interior de cualquier PC es un compromiso. Una vez que comienzas, no te detendrás hasta finalizar.

Una limpieza a medias implica volver a desconectar, mover, abrir y cerrar la PC antes de lo que imaginas. Concedido, cuanto más frecuentes sean las sesiones de limpieza menor será el trabajo en cada una, pero un día no vas estar de ánimo, o en las condiciones físicas adecuadas (la gripe y los resfríos no piden permiso). Calidad sobre cantidad, y mucha paciencia.

2. Aire comprimido

El polvo no abandonará al ordenador sin una significativa cantidad de persuasión, y ahí es cuando interviene el aire comprimido. La opción más sencilla es comprarlo en lata. Son seguras, no manchan, las hay de diferentes precios, y una debería ser suficiente. Comienza a disparar, y deja que vuele el polvo. Al momento de atacar los ventiladores, se recomienda sostenerlos con un dedo para que no giren, y así evitar daños.

No olvides limpiar los disipadores del procesador y la tarjeta gráfica (si tienes una), ni los espacios entre los módulos de memoria. La fuente de alimentación requiere una atención especial. Su ventilador expulsa aire de la carcasa, y mucho polvo queda atrapado en su interior. El clásico compresor de aire es válido siempre y cuando no sea demasiado poderoso (algunos modelos pueden regular su salida), y no escupa aceite. Varios sitios sugieren un secador de pelo usando su modo frío, pero en lo personal no sigo esa ruta.

3. Un pincel

El aire comprimido hace maravillas con la parte gruesa del polvo, pero una vez que la hayas retirado verás cierta «película» de polvo muy fino que lo cubre casi todo. Ese es el momento para que un pincel de cerdas blandas entre en la ecuación, y apliques un «1-2» con pincel y aire. Algunas guías recomiendan un cepillo de dientes para acceder a las zonas más complicadas, pero un pincel pequeño funciona igual de bien, y hay cepillos que son «demasiado duros». Deja que tus ojos sean los jueces. Si estás convencido de haber eliminado todo el polvo, es hora de cerrar al sistema y colocarlo en su lugar, a menos… que la suciedad sea mucho peor.

4. Situaciones extremas y diferencias

Hay veces en las que eliminar el polvo no alcanza. Si después de todo ese trabajo el ordenador no exhibe un comportamiento térmico adecuado, lo más probable es que sea necesario reemplazar la grasa siliconada en el chip. El proceso se reduce a retirar el disipador, limpiar la pasta vieja con alcohol isopropílico (tanto en el bloque como en el chip), colocar un poco de pasta nueva (sigue las instrucciones en cuanto a ubicación y cantidad), y reinstalar el disipador sin olvidar la conexión del ventilador a la placa base. Algunos usuarios no dudan en reproducir esto sobre su tarjeta gráfica, pero requiere mucho más cuidado, en especial al momento de retirar y reinstalar el disipador.

A través de la Web encontrarás una muy amplia lista de recomendaciones. Están quienes prefieren desarmar todo el ordenador, los que usan agua y jabón para limpiar la carcasa una vez que los componentes fueron retirados, los que rechazan al aire comprimido por miedo a la estática (llevo más de quince años limpiando PCs y aún debo encontrar una que haya sido dañada por una lata de aire), los que lavan por completo a sus piezas (técnicamente posible… bajo las condiciones correctas), y mucho más.

Nuestra guía tiene como objetivo reducir el estrés en el ordenador «y» en el usuario. Entras, quitas el polvo, sales. Con paciencia y sin prisa, no es una carrera. Limpiar una PC equivale a proteger una inversión, no lo pienses dos veces. Buena suerte.

Escrito por Lisandro Pardo

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