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«El Hijo del Carnicero»: El desnudo premiado que fue creado por una red neural

El cuerpo humano, interpretado por algoritmos

El Hijo del Carnicero

En estos últimos años hemos visto a las inteligencias artificiales hacer cosas muy extrañas. Una de ellas «terminó» el próximo libro de Game of Thrones, y otra inventó un capítulo completo de la saga Harry Potter, con resultados dignos de una comedia. Sin embargo, todo se vuelve más confuso y abstracto cuando exploran el arte visual y desafían los límites tradicionales. Uno de los ejemplos más recientes es el del artista Mario Klingemann, quien entrenó a una red neural para generar pinturas inspiradas en el cuerpo humano desnudo. La mejor de ellas fue «El Hijo del Carnicero», a un extremo tal que recibió el galardón principal de los Premios Lumen 2018.

El mundo aún tiene dudas sobre el verdadero valor de las inteligencias artificiales. Al final del día, su rendimiento depende mucho del material utilizado para su entrenamiento y del tiempo que pasan analizándolo (sin olvidar que han cometido varios errores de alto perfil), pero cuentan con ventajas que son en verdad contundentes. Algunas tareas han sido dominadas casi por completo, entre las que se destaca el reconocimiento de rostros, y esa habilidad les permitió avanzar en aspectos como la creación de retratos fotorrealistas. Sin embargo, a muchos especialistas en inteligencias artificiales y redes neurales les interesa el arte, y decidieron que sus plataformas lo ataquen de frente. Hoy, una de ellas fue premiada.


«El Hijo del Carnicero», por Mario Klingemann y sus redes neurales

Lo que están viendo es «El Hijo del Carnicero», una creación de la red neural a cargo del artista Mario Klingemann. La pintura nació a partir de una «figura de palo» generada al azar con una base de datos de 150.000 poses humanas. La pose final es introducida en una red generativa antagónica, dividida en dos redes con una creando cuerpos, y la otra tratando de determinar si son lo suficientemente convincentes en relación a los datos originales de entrenamiento. En este caso, el material escogido fue pornografía, por una cuestión de abundancia (necesitaba cuerpos desnudos enteros). Cada cuerpo con su pose es luego optimizado con una segunda red generativa, aumentando la definición, añadiendo texturas y otros detalles menores. Klingemann se quedó con las 20 mejores, y entre ellas estaba «El Hijo del Carnicero».

La novedad se terminaría aquí si no fuera porque la pintura fue reconocida con el premio principal de la Competencia Lumen dedicada al arte digital. Es la primera vez en la historia que una «máquina» recibe un premio mayor de arte, pero no es la primera en trabajar con desnudos, porque otros proyectos ya lo han intentado antes, con resultados perturbadores. ¿Qué es lo que sigue? Probablemente una categoría dedicada para las redes neurales, o por qué no, una competencia entera dedicada a ellas.


Escrito por Lisandro Pardo

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