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¿Internet provoca depresión?

Conectarse compulsivamente a las redes sociales como Facebook, Twitter, o cualquier otra de la que seamos usuarios, como también iniciar una partida en PokerStars antes de revisar nuestro correo, pueden ser signos de una depresión que nos acecha (sin darnos cuenta, claro), tal como anuncia en su reciente trabajo la Universidad de Leeds (UK). Estas conclusiones coinciden con el famoso y polémico Estudio Pittsburg que fuera publicado hace algunos años por The New York Times y que la comunidad internacional se encargó de refutar con énfasis, argumentos valederos y resultados prácticos. Hoy la discusión vuelve a estar en el tapete y queremos saber tu opinión. “El uso de Internet disminuye las relaciones sociales y provoca: aislamiento social, soledad, y depresión”. Ésta era una de las principales conclusiones del estudio Pittsburgh, realizado por Robert Kraut y sus colegas de la Universidad de Carnegie Mellon. El estudio fue publicado en el número de septiembre de 1998 del American Psychologist y ya el 30 de agosto el New York Times reproducía sus principales conclusiones: “Un mundo triste y solitario descubierto en el ciberespacio”, rezaba el titular. Todavía hoy es frecuente encontrar en cualquier medio periodístico, noticias o comentarios alarmantes sobre los posibles efectos nocivos de Internet y como inciden en la salud psíquica de las personas. Si fuera cierto, la principal implicación del estudio sería la inmediata necesidad de implantar políticas sociales encaminadas a prevenir los efectos nocivos de Internet sobre la salud mental de las personas y las entidades gubernamentales parecen estar poco abocadas a esta tarea. El estudio Pittsburgh estaba hecho con una muestra de personas sociables y participativas, en las que se observó que tras dos años de utilización de Internet, estas habían disminuido de manera pequeña, pero significativa (en palabras de los propios autores), su nivel de participación social y de bienestar psicológico. Por supuesto que las críticas al estudio no se hicieron esperar. Era muy lógico interpretar que el aislamiento, la falta de concentración en otras actividades y la abstracción de los espacios dentro del mundo que solían frecuentar estaban siendo ocupados por los nuevos hábitos cautivantes que les ofrecía una red en crecimiento exponencial, tanto en contenidos culturales de toda especie, como en cantidad de herramientas de comunicación virtual (chat) que crecían como hongos tras la lluvia (recordemos la época: 1998). ¿La adicción a la web nos abstrae del mundo real? Internet nos ha facilitado la vida de una manera incomprensible para nuestros mayores quienes no logran entender qué clase de magia utilizamos para comprar las entradas de un recital de Metallica desde el teclado, o acceder a los mapas del servicio meteorológico y saber con exactitud donde está lloviendo en este momento y si debemos salir con paraguas a pesar de estar bajo un intenso sol de mediodía. De todos modos, siempre existe gente que se encarga de advertirnos sobre las consecuencias nocivas y los peligros que puede acarrearnos un uso compulsivo de la red. De hecho, la adicción a la red podría ser incluida en la edición de 2012 del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, que profundiza y aglutina este tipo de dolencias y que publica la Asociación Americana de Psiquiatría. Este manual sirve de guía o como libro de cabecera de la mayor parte de los psiquiatras del mundo. La doctora Catriona Morrison, de la Universidad de Leeds (UK), autora del reciente estudio sobre estas alteraciones emocionales causadas por el uso de la web dijo: “Internet ahora juega un papel enorme en la vida moderna, pero sus beneficios son acompañados por un lado oculto y oscuro”. “Mientras muchos de nosotros utilizamos Internet para pagar facturas, realizar compras y enviar mensajes de correo electrónico, hay un pequeño subconjunto de la población que tiene dificultades para controlar cuánto tiempo pasa en línea, al punto que esta actividad interfiere, en forma negativa, con sus costumbres diarias”. Estos “adictos a Internet” (grave problema que enfrenta China actualmente con 24 millones de jóvenes de entre 18 y 23 años) han estado pasando el tiempo navegando en forma prioritaria sobre páginas de contenido sexual (la banda ancha y el streaming están desarrollándose a tal velocidad que pronto terminarán manchándote si no estás atento a la acción), sitios de juegos de azar en línea y las redes sociales que son las que se llevan todas las atenciones entre la población adolescente y juvenil. Estos considerados “adictos”, según el estudio, tenían una mayor incidencia de depresión moderada a severa respecto a los que se pueden considerar como usuarios no adictos. Pero, ¿Cómo saber si uno es adicto o no? Los “especialistas” dicen que quienes utilizan su tiempo libre más de 6 horas diarias en la red, durante un período de 3 meses o mayor, son adictos a Internet. En los primeros tiempos, debíamos estar atentos al reloj para saber cuanto dinero gastábamos en cada conexión dial-up, pero por lo visto hoy, estamos obligados a continuar con esta misma práctica para saber cuán enfermos estamos tratando de evitar llegar a esa instancia. Además, nuestro autocontrol siempre será más agradable, saludable y constructivo respecto a las tremendas descargas eléctricas “terapéuticas” que aplicaban a los adictos chinos para que abandonen este mal hábito. Por supuesto que esta práctica ya ha sido desterrada luego de la muerte de dos jóvenes luego de recibir este curioso “tratamiento” “Nuestra investigación”, continúa la Dra. Morrison, “indica que el uso excesivo de Internet está asociado con la depresión, pero lo que no sabemos a ciencia cierta aún es cuál de los dos factores desemboca en el otro. Es decir, ¿qué es lo primero? ¿Son las personas deprimidas aquellas que buscan respuestas a sus carencias anímicas en Internet o es el uso de Internet y el inalcanzable mundo ficticio e irreal que se encuentra del otro lado del monitor el que origina el estado de depresión? “Lo que está claro es que para un pequeño subconjunto de personas, el uso excesivo de Internet podría ser una señal de advertencia sobre la propensión hacia las tendencias depresivas.” Incidentes como la oleada de suicidios entre adolescentes en la localidad galesa de Bridgend, en 2008, llevó a muchos a cuestionar la medida en que los sitios de redes sociales pueden contribuir a pensamientos depresivos en adolescentes vulnerables. En el estudio de Leeds, los jóvenes son más propensos a ser adictos a Internet que los usuarios de mediana edad, considerando una media de edad dentro de un grupo de adictos de oscilan los 21 años. “Este estudio, refuerza la especulación pública de que el exceso de participación en los sitios web, que se utilizan para reemplazar la función social normal (redes sociales), podrían estar vinculados a trastornos psicológicos como la depresión y la adicción“, añadió la Doctora Morrison. “Ahora tenemos que considerar las implicaciones sociales más amplias de esta relación y establecer claramente los efectos del uso excesivo de Internet sobre la salud mental de este vasto sector social”. Este fue el primer estudio a gran escala sobre los jóvenes para intentar develar y cuantificar la relación entre la adicción a Internet y la depresión. El uso de Internet y los niveles de depresión en un grupo de 1.319 personas de entre 16 y 51 años de edad que fueron evaluadas para el estudio, arrojó un resultado donde el 1,2% fueron clasificados como adictos a Internet. Aunque pequeña, esta cifra es mayor que la incidencia de los juegos de azar en el Reino Unido, que se sitúa en el 0,6%. Sorprendente, ¿no crees? Esta investigación de la Doctora Morrison será publicada en el Psychopathology Journal del próximo 10 de febrero. Una vuelta más de tuerca se está dando en estos días a la tan cuestionada y opinable teoría, “para algunos”, de que Internet es solamente una máquina de generar idiotas quienes en lugar de alternar el uso del ordenador entre una vida al aire libre y una rica vida social en contacto con otras personas, sufren un síndrome de abstinencia que los desemboca en un inocultable estado de irritabilidad, ansiedad, y aburrimiento hostil cuando no pueden estar atentos a toda hora de lo que ocurre en su sub-mundo on-line. Dejando de lado la incuestionable puerta al mañana que es lo que ocurre hoy en la web; para ti: ¿Qué es Internet? ¿Ocio puro o actividades enriquecedoras del intelecto? ¿Saturar tu espacio dentro de una red social con miles de “amigos” que nunca sabrás siquiera si tienen todos los dientes por el mero hecho de jactarte de tener miles, o sólo seleccionar aquellos que pueden significar más armonía y espiritualidad a tu vida? ¿juegos on-line o descanso, conocimientos, nuevos horizontes y crecimiento intelectual? Para ti, ¿Qué es y qué debería ser Internet? ¿Qué te parece si hacemos un desafío donde NO escribas las vacías palabras “Yo siempre intento buscar un equilibrio…” y nos cuentes tu verdadera y sincera opinión? Adelante, NeoTeo invita, nos gustaría leer tus impresiones sobre este polémico tema.

Escrito por Mario

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