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Lotería del silicio: El «factor suerte» aplicado al overclocking de CPU y GPU

Un sorteo en segundo plano que pocos conocen

Vamos a imaginar que recientemente has comprado un procesador o una tarjeta gráfica. La idea de hacer overclocking suena atractiva porque el resto de tu hardware se encuentra a la altura de las circunstancias, pero después de seguir varias guías y modificar voltajes, los resultados son decepcionantes. ¿Qué está pasando? Una de las razones que separa a un overclocking pobre de otro extraordinario es la llamada lotería del silicio. A pesar de lo que diga el fabricante, todos los chips tienden a ser diferentes aún cuando comparten las mismas especificaciones.

Algunos procesadores fueron verdaderamente mágicos para los amantes del overclocking. Uno de los primeros ejemplos que me viene a la mente es el Celeron 300A. Los Celeron originales bajo designación «Covington» carecían de memoria caché L2, y tanto la prensa como los usuarios no tuvieron piedad con las críticas en relación a su rendimiento. Intel debió actuar rápido, y su respuesta fue el Celeron 300A «Mendocino», que incluyó 128 KB de caché L2. Además de ser mucho más rápido que su predecesor, los fans descubrieron que si forzaban el bus a 100 MHz, el Celeron 300A se transformaba en «casi» un Pentium II 450. Otro caso de silicio formidable fue el Pentium E2160. Este pequeño demonio salió de fábrica con una frecuencia de 1.8 GHz, pero no se necesitó demasiado tiempo para comprobar que podía llegar a los 3 GHz sin sobresaltos. En la otra acera, puedo citar a mi viejo Phenom II X2 555 Black Edition. Más allá de su multiplicador liberado, nunca superé los 300 o 400 MHz adicionales en las sesiones de overclocking.

La cantidad de factores a considerar en un ordenador overclockeado es muy grande. Para comenzar, todo procesador necesita que la fuente de alimentación, la placa base y la memoria RAM sean de la mejor calidad posible, sin embargo, hay algo más: La lotería del silicio. Los parámetros de esta lotería surgen durante el proceso de manufactura. En términos muy relajados, el fabricante toma arena, la derrite y crea un cilindro cristalino de silicio extremadamente puro. Este cilindro es rebanado en obleas, que a su vez son tratadas y dopadas hasta alcanzar las condiciones necesarias. Ahora, «extremadamente puro» no significa «perfecto». Las diferencias de calidad sobre la superficie de cada oblea son inevitables, y eso demanda una fase final de categorización basada en rendimiento. Si un procesador no llega a determinada frecuencia o demuestra inestabilidad en su configuración básica, el fabricante lo reclasifica como un modelo más bajo.

La lotería del silicio despliega todo su potencial si ese procesador «inferior» está desbloqueado. El usuario tiene la posibilidad de ajustar voltajes y/o compensar límites térmicos con una solución de refrigeración más elaborada, dando lugar a un overclocking excelente. También hay ejemplos de chips con uno o dos núcleos anulados que pueden ser reactivados usando una placa base compatible y la calibración exacta. La lotería del silicio no es exclusiva de los procesadores: Afecta a las tarjetas gráficas de modo similar, con ligeras diferencias en las frecuencias finales aún cuando el producto es el mismo. Si en este punto te estás preguntando cómo ganar en la lotería del silicio, lo cierto es que hay sitios especializados si estás dispuesto a pagar más, pero recuerda que es apenas un eslabón de la cadena. Es más probable obtener buenos resultados si el procesador es escoltado por hardware sólido, y una refrigeración robusta.

Escrito por Lisandro Pardo

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