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Chindogu: El arte japonés de los objetos inútiles (Galería)

Un chindogu es un invento que no es útil, pero que no es inútil per sé, porque también es una forma de arte. “Es la solución ideal a un problema particular pero que en la práctica resulta todo lo contrario“, según nuestra amada Wikipedia. Son objetos extraños, inexplicables, cuya traducción literal sería, más o menos, “herramienta deformada”.  El término, por supuesto, proviene de Japón, tierra de inemuri, kaijus, puroresu y cafés kawaii, entre otras cosas.

Todo comenzó mientras Kenji Kawakami, creador de este movimiento artístico de prestigio internacional, trabajaba en Mail Order Life, una revista mensual de compras por correo. La revista circuló en la década de los 90s y sirvió como una especie de catálogo ilustrado para amas de casas acomodadas, que deseaban pagar un extra por la comodidad de que les llevaran las compras hasta la puerta de sus hogares. Un tanto aburrido de ser una herramienta del capitalismo más descerebrado, en sus tiempos libres Kenji comenzó a trabajar en una colección de objetos absurdos que pudiera incluir en el catálogo.

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La idea de Kenji con estos objetos fue la de agregar cierto comentario social en las páginas de su revista; combatir al materialismo desde el corazón mismo del materialismo, creando objetos que buscaran solucionar problemas reales, pero que fueran tan absurdos que su adquisición sería impensable. “Detesto el materialismo y cómo todo es convertido en mercancía“, dijo Kenji en su momento, advirtiendo que el corazón del chindogu era la antítesis de la producción masiva. Por eso, no toda “invención inútil” puede ser catalogada como chindogu, sino que -para ser fiel a su concepto- debe seguir ciertos requerimientos, según las exactas palabras de su propio creador:

  • No puede usarse realmente.
  • Debe haberse construido, es decir, existir.
  • Debe tener espíritu anárquico
  • Será pensado como una herramienta para uso diario.
  • No puede estar o ponerse a la venta.
  • No pueden haberse creado sólo como una broma.
  • No puede ser o contener propaganda.
  • Nunca debe ser o encarnar algo tabú.
  • No puede patentarse ni registrarse bajo ninguna licencia
  • No puede promover prejuicios.
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La colección de objetos absurdos creados por Kenji Kawakami tuvo tal éxito en la revista que se convirtió en protagonista, ganando un lugar destacado entre sus páginas. Hoy día, el movimiento sigue vivo, con diferentes colectivos artísticos haciendo sus propios chindogu, pero nunca con la vitalidad de aquellos tiempos.  ¿Deseoso de ver más ejemplos? ¡No se hable más! ¡Que los disfrutes!

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