Lisandro Pardo
La Web ha hecho muchísimo por la educación, pero los formatos tradicionales utilizados al momento de distribuir y compartir contenido tienen limitaciones que pueden afectar negativamente al proceso de comprensión. Dicho de otra manera, hay un techo virtual que no podemos superar con el clásico texto, el audio y el vídeo, pero la herramienta Oppia presentada por Google busca hacer de la enseñanza y el aprendizaje algo mucho más interactivo.
La presentación oficial de Oppia hace una declaración muy importante: Uno no aprende a tocar el piano viendo las sesiones de un virtuoso. Esto no sólo describe límites esenciales en el aprendizaje, sino en los medios que usamos para transmitir contenido. Un manual de instrucciones es algo muy útil, pero la asimilación de conocimiento se vuelve mucho más completa y satisfactoria cuando tenemos a alguien que está dispuesto a compartir su experiencia, dando sugerencias y realizando advertencias para evitar errores. Si sólo quieres respuestas, lo cierto es que la Web puede ofrecer muchas, pero si la idea es ir más allá, se necesita otra clase de herramientas, y ahí es en donde encaja Oppia. En esencia, estamos ante un proyecto open source que cuenta con el apoyo parcial de Google, y en el que cualquier interesado podrá desarrollar una serie de actividades interactivas llamadas exploraciones. El “feedback” es vital para el funcionamiento de Oppia, debido a que cada maestro, profesor o experto podrá adaptar el contenido de esas exploraciones (clasificando respuestas y brindando detalles adicionales), además de corregir cualquier error o punto conflictivo que esté causando un problema, como por ejemplo una pregunta demasiado avanzada, o un cambio de tema muy abrupto. Las exploraciones pueden ser integradas a cualquier página web, y tanto la creación como la edición colaborativa de las mismas genera un potencial enorme.
Por otro lado, no quedan dudas de que Oppia tiene mucho trabajo por delante. Algunas de las exploraciones de prueba son muy básicas, y reducen toda la experiencia a una especie de juego de preguntas y respuestas. Con eso en mente, la calidad deberá estar tanto en el contenido como en sus generadores, pero el objetivo de fondo es fácil de entender. Oppia no quiere quedarse estancada en la presentación de contenido (sería poco más que una wiki de ese modo) sino que apunta a un nivel de intercambio mucho más elaborado. Ahora, Google ha volcado recursos a la creación de Oppia, pero en su página principal se destaca que no es un “producto Google”, por lo tanto, no estamos seguros de cómo evolucionará el proyecto. Hasta aquí, Oppia es una herramienta bastante interesante, y cualquier persona con un interés en la educación debería estudiarla más de cerca.
