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Demostración gráfica: ¿Qué tan fácil se esparcen los gérmenes?

… demasiado fácil

Coronavirus

En menos de un trimestre, COVID-19 ha revolucionado nuestra forma de vida y nuestras costumbres. Mientras las autoridades y los expertos buscan extremar las medidas de distanciamiento social y contención para «aplanar la curva», el público asimila más y más información sobre el coronavirus, y otros virus en general. Un detalle particularmente difícil de visualizar es la facilidad con la que se esparcen, pero el youtuber Mark Rober sale al rescate con varios experimentos…

El mensaje se está repitiendo casi en bucle diariamente: No salgas si no tienes que hacerlo. Toma distancia de otras personas. Lávate las manos con frecuencia, usando agua y jabón primero, y alcohol como complemento. Pero hay otro elemento en ese mensaje que tal vez sea el más importante y complicado: No te toques la cara. En promedio, una persona se toca la cara 16 veces por hora, y eso es todo lo que el virus de turno necesita (no sólo el coronavirus) para ingresar al cuerpo. Es imposible que nos enferme a través de las manos y la piel (con la excepción de una herida abierta), pero si llega a la nariz o la boca… «that’s all, folks».

Otro problema es que… no podemos ver a ningún virus. SARS-CoV-2 mide entre 50 y 200 nanómetros de diámetro (lo mismo que medía un transistor de procesador algunos años atrás), pero lo que sí podemos hacer es simular su presencia con la ayuda de otras sustancias que se vuelven visibles bajo las condiciones adecuadas. El youtuber Mark Rober, conocido por sus trampas de glitter para ladrones y su estudio de los juegos de feria, realizó varios experimentos en una escuela para comprobar que tan fácil se esparce un patógeno en la vida real:



La respuesta es… muy fácil. Con la ayuda de un polvo especial llamado Glo-Germ, una maestra, un alumno cómplice y una luz negra, Mark comprobó durante la hora del almuerzo que el virus simulado estaba en las mesas, el suelo, picaportes, teléfonos… ¡y otros estudiantes! Además, algunos virus pueden sobrevivir en superficies duras por más de una semana, esperando a que alguien los recoja. Al mismo tiempo, no sirve de mucho lavarse las manos si inmediatamente después tocamos algo contaminado (por ejemplo, nuestro smartphone).

Aquí surge la importancia de no tocarse la cara. Todo lo que debió hacer fue iluminar la cara de la maestra con la luz negra para verificar que estaba totalmente cubierta de Glo-Germ. Ni siquiera el propio Mark pudo resistir. Por un largo tiempo creyó que había evitado tocarse directamente, pero al chequear sus grabaciones y usar la luz negra, terminó sorprendido. Todo esto nos sirve para recordar la importancia de la prevención, mientras que el mensaje final de Rober es lógico y razonable: Debemos tomar a COVID-19 en serio, pero no es necesario entrar en pánico.



Escrito por Lisandro Pardo

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