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Latitude ayuda a las víctimas

Hace poco que la salida al mercado del servicio de Google de geolocalización ha levantado algunas ampollas con respecto a la salvaguarda de la privacidad. Sin embargo, nos ha llegado un caso curioso que revela la parte positiva de tener estos dispositivos conectados. Se trata de una pequeña historia sin más trascendencia que las preguntas de fondo que nos plantea ¿Qué pasaría si un ladrón que no lee Neoteo te roba el bolso con el móvil dentro? (esta es la pregunta de superficie, evidentemente)

Pueden pasar dos cosas: Si eres del grupo de los conspiranoicos y piensas que llevar activado el Latitude de Google en el móvil sólo te acarreará problemas, entonces el ladrón habrá hecho buen negocio. Sin embargo, si no te importa utilizar este sistema, lo que puede suceder es susceptible de convertirse en noticia. Tanto como para comentarla en un medio de información a nivel masivo. Y no deja de ser una anécdota pero hace dos días, apareció en una cadena de televisión americana(CBS) la historia de Janina Valiente, una chica de San Francisco que perdió su bolso a manos de unos ladronzuelos de poca monta, que se lo arrancaron del brazo y se marcharon en un automóvil pensando que nadie podría encontrarlos nunca más. Craso error por parte de estos indocumentados que poseen pocos conocimientos tecnológicos pues al poco rato, se encontraron de bruces con una par de policías en actitud poco amigable. El final de esta historia acaba con los pillos detenidos y las pruebas del delito dentro del propio bolso: el móvil de Janina. ¿Cómo los habían encontrado? Pues tan sencillo como seguir los datos que arrojaba el Latitude hasta posicionar con apenas unos metros de error la ubicación del bolso con el celular dentro. Y al lado del bolso, los ladrones, claro. En cuanto esta noticia trascienda, los delincuentes tendrán muy claro lo que tienen que hacer: deshacerse ipso facto del móvil o en su defecto, si tienen algún conocimiento tecnológico, desactivar rápidamente el servicio de Google Latitude.

El mundo de la geolocalización avanza a ritmo vertiginoso. Cada vez aparecen más y mejores dispositivos que nos permiten mantenernos en constante comunicación con nuestros amigos o seres queridos. Incluso los coches comienzan a instalar sistemas de búsqueda y posicionamiento por GPS, que tratan de disuadir a los ladrones para que se fijen en otros vehículos que no los lleven. Los camiones de transporte se suman a estas iniciativas y también representan un buen nicho de mercado donde estos dispositivos tienen cabida y utilidad. Y hasta los cines lo emplean. De todos modos, no creemos que eso sirva de mucho. Ya hace tiempo que han aparecido (ladrones, no leáis esto) inhibidores de GPS a precios muy competitivos (150€) que anulan la señal del dispositivo en un radio de varios metros (5-15 m) y dejan a los vehículos exactamente igual de desprotegidos que si no llevaran GPS. Y los puedes comprar en cualquier tienda de electrónica. No llevan más elementos que una pequeña antena, el cable y la batería autónoma. Prácticamente invisibles y fácilmente transportables. Listos para ser usados y aguarle la fiesta al confiado usuario que se cree a salvo de las maquinaciones delictivas.

Problemas policiales aparte, el mensaje de fondo se halla en la idea de que cada vez queremos estar más interconectados con nuestra realidad. No basta con poseer un teléfono móvil, un portátil, un ordenador en casa o incluso una cámara de fotos con geoposionamiento. Nuestra ansia de comunicación nos empuja a desear incluso la posibilidad de estar permanentemente localizados. Que nuestro entorno conozca nuestros movimientos, del mismo modo que nos suscribimos a redes como Facebook para que los amigos observen nuestras evoluciones casi en tiempo real. Y perseguimos esa interconexión máxima con un anhelo desaforado, sin pensar en las consecuencias ni en las desventajas. A veces también hay que cuidar nuestro pequeño reducto de intimidad pues llegará un momento en que nos convertiremos en una auténtica personalidad múltiple con cientos de ramificaciones virtuales. Yo, por lo pronto, prefiero utilizar el GPS sólo para buscar las calles de un lugar concreto. Cuando quiera que me localicen, ya haré señales de humo mientras prendo fuego al teléfono móvil.

Escrito por imported_Kir

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